Condenan a autores materiales e intelectuales de la masacre en que fue asesinado el periodista Jose Emeterio Rivas

A 28 años de prisión condenó el Juzgado Primero Penal del Circuito especializado de la ciudad de Bucaramanga, al ex alcalde de la ciudad de Barrancabermeja Julio Cesar Ardila Torrez por el asesinato del periodista y locutor de radio José Emeterio Rivas el 6 de abril de 2003.

 

 

A 28 años de prisión condenó el Juzgado Primero Penal del Circuito especializado de la ciudad de Bucaramanga, al ex alcalde de la ciudad de Barrancabermeja Julio Cesar Ardila Torrez por el asesinato del periodista y locutor de radio José Emeterio Rivas el 6 de abril de 2003.

Así mismo fueron condenados a 26 años y 8 meses de prisión, Fabio Pajón Lizcano y Abelardo Rueda Tobón, quienes se desempeñaban como secretario de infraestructura y secretario de gobierno respectivamente de la alcaldía de Barrancabermeja para la época de los hechos.

El ex alcalde se entregó a las autoridades el pasado mes de abril de 2008 en virtud de la amplia carga probatoria que existía en su contra y permanece recluido en la cárcel Modelo de Bucaramanga, junto con los dos ex funcionarios también condenados.

El fallo se produjo dos años después que el paramilitar Pablo Emilio Quintero, alias “Bedoya” quien se acogió a sentencia anticipada, declarara como testigo en el proceso que se adelantaba por el asesinato del reconocido periodista, a lo que se le suma el testimonio del también paramilitar Reiner Enrique Brocate, quien categóricamente afirmó que los ex funcionarios de la alcaldía de Barrancabermeja condenados se reunieron días antes del asesinato, el 26 de marzo de 2003, con el mismo “Bedoya” entre otros paramilitares, con el fin de coordinar el crimen, hecho que se dio dos días después que estos mismos hombres se reunieran con la suma pagada por el asesinato, cifra aproximada de 150 millones de pesos.

La condena se produce finalmente luego de 6 años que el proceso jurídico en dos oportunidades había revocado las medidas de aseguramiento de los implicados. La primera realizada el 25 de octubre de 2003 a favor del ex alcalde y la segunda el 20 del mismo mes y año a favor de Abelardo Rueda Tobón, con lo que queda demostrado de alguna manera, el alto grado de impunidad que reviste casos de asesinatos de periodistas como éste.

No obstante otro de los implicados, Juan Pablo Ariza Castañeda, ex secretario de hacienda, en la misma providencia fue absuelto. En este punto vale la pena recordar que Ariza Castañeda era candidato al concejo municipal de Barrancabermeja y Rueda Tobón era aspirante a la Asamblea Departamental de Santander, en el año 2007, fecha de su captura, lo que reafirma una vez más, la penetración del paramilitarismo en la vida política regional y nacional.

En abril de 2006 la Fiscalía acusó, a los paramilitares Bolmar Said Sepúlveda, y Pablo Emilio Quintero, por el delito de sedición, homicidio y posesión ilegal de armas. El 12 de septiembre de 2006 fueron vinculados a la investigación y escuchados en indagatoria los jefes paramilitares Iván Roberto Duque, alias Ernesto Baez, y Rodrigo Pérez Alzate, alías Julián Bolívar. En octubre de ese año fue dictada orden de captura contra los dos.

El crimen

Ese día, 6 de abril de 2003, el paramilitar Pablo Emilio Quintero, y según testimonio rendido por él mismo, invito sobre las 8 y media de la noche al periodista a un asado. Para ello, ya había ordenado comprar carne y wisky.
Emeterio llegó a la finca ubicada en la meseta de San Rafael, jurisdicción del municipio de Barrancabermeja sobre las 11 y media de la noche, acompañado de Edwin Ariel Gutiérrez, Oscar Camargo Serrano, Pablo Cesar Montesinos – al parecer escoltas del periodista – y las señoras Gloria Eloy Nanclarez, Yady Yolanda Hernández e Isabel Cristina Sánchez.

Luego de tomarse unos tragos, las señoras Yady Yolanda Hernández e Isabel Cristina Sánchez salieron en busca de cerveza. Momentos después escucharon unos disparos.
“Nos tomamos unos tragos y él me dijo que le prestara mi cuarto. Ahí se encerró con la ‘pelaa’. Pero yo tenía llave, agarre mi arma y abrí y le apunté. Él me dijo que qué pasaba, yo no le contesté y le disparé. Él se cubrió con la ‘pelaa’, ahí fue cuando ella resultó muerta, me tocó darle de baja a ella y a él después”.

“En ese momento los escoltas reaccionaron. Y mis escoltas también y por evitar mi muerte los tuvieron que matar. Era algo que no estaba planeado. No queríamos matarlos porque eran inocentes, pero la labor de mis escoltas era protegerme y eso hicieron. A Rivas ordené que lo dejaran en la carretera negra vía a ‘Barranca’, a los otros tres al Río Sogamoso”

Al día siguiente, 7 de abril se encontraron en la carretera que de Bucaramanga conduce a Barrancabermeja los cuerpos sin vida de Emeterio y de Paulo César Montesinos. Días posteriores se hallaron igualmente con disparos de arma de fuego los cadáveres de Oscar Camargo Serrano, Edwin Ariel Gutiérrez y Gloria Eloy Nanclarez Vallejo.
La orden del asesinato fue dada, según concuerdan Pablo Emilio Quintero y Bolmar Said Sepúlveda, por el paramilitar de alias Felipe Candado, en ese momento segundo al mando del Bloque Central Bolívar.

Sin Olvido

Emeterio Rivas, que contaba con 44 años al momento de su asesinato, era teólogo de profesión. Dirigía el programa Las Fuerzas Vivas y era comentarista de la Radio Calor Estéreo en Barrancabermeja.

Entre los casos que el periodista hizo públicos estuvo la adjudicación de un contrato en el corregimiento de Meseta San Rafael, donde lo mataron, a nombre de un hermano de alias ‘Harold’, que era uno de los jefes de los paramilitares en la zona.

Tres días antes de su asesinato, el periodista sindicó públicamente a la administración municipal, en cabeza del alcalde Ardila Torres, de haberse aliado con los ‘paras’ y advirtió de amenazas en su contra.

Según denunció, desde 1999 recibía llamadas telefónicas con amenazas de muerte, por lo que participaba en el programa de protección estatal a periodistas en peligro, tenía un guardaespaldas y había pedido reforzar su seguridad poco antes de ser asesinado.

Para el Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo”, este caso representativo reviste máxima importancia, no sólo porque es uno de los casos en que los autores intelectuales son condenados y encarcelados por el asesinato de un periodista desde 1992 según las investigaciones del Comité para Protección de Periodistas[1], sino porque es un paso más que se alcanza en la lucha contra la impunidad, sobre todo en casos de periodistas en Colombia, país que reporta el índice más alto de asesinatos de este gremio por cápita sin resolver en América Latina, según el índice de impunidad del CPJ.

Este proceso igualmente demuestra la toma por parte del paramilitarismo de entidades públicas como la Alcaldía de Barrancabermeja, así como el creciente fenómeno de la parapolítica y de control político de los paramilitares en el país.

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