EL EMPRESARIO CAÑA AL CAÑERO

Un grupo de corteros de caña se encuentra en la plaza de Bolívar en Bogotá haciendo presencia y huelga de hambre, reclamando derechos que les han sido vulnerados, derechos que exigen como trabajadores. Las condiciones bajo las que trabajan, son cada vez más precarias, en gran parte debido a que son contratados a través de las Cooperativas de Trabajo Asociado, que son el sistema de empleo más utilizado por los empresarios en nuestros días, éstas no lo contratan a uno, contratan sus servicios y por eso no deben responder por nada más que pagar lo que consideren; con eso se ahorran trámites largos, el pago de prestaciones, mejores salarios, el pago de salud y prevención de accidentes laborales, entre otros.

 

Un grupo de corteros de caña se encuentra en la plaza de Bolívar en Bogotá haciendo presencia y huelga de hambre, reclamando derechos que les han sido vulnerados, derechos que exigen como trabajadores. Las condiciones bajo las que trabajan, son cada vez más precarias, en gran parte debido a que son contratados a través de las Cooperativas de Trabajo Asociado, que son el sistema de empleo más utilizado por los empresarios en nuestros días, éstas no lo contratan a uno, contratan sus servicios y por eso no deben responder por nada más que pagar lo que consideren; con eso se ahorran trámites largos, el pago de prestaciones, mejores salarios, el pago de salud y prevención de accidentes laborales, entre otros. Además tienen la “ventaja” de evitar la formación de sindicatos laborales que exijan el cambio de esas condiciones de trabajo.

La creciente demanda de biocombustibles se ha encargado de reducir el porcentaje de caña destinado a la producción de azúcar y otros productos como la panela y el aguardiente, mientras que aumenta la producción de etanol (componente de los biocombustibles), negocio del necesitadísimo Ardila Lulle, que sabe lo provechoso que es producir caña de azúcar por estos días, sobretodo cuando por ley, el 10% del combustible colombiano debe tener del etanol que él produce. Ardila Lulle sabe que mediante el monocultivo, para el trabajador no hay otra opción de empleo aparte de vender su trabajo al precio que le ofrezcan en los ingenios azucareros; a los campesinos se les acaban las tierras en las que siembran y viven porque el monocultivo las agota y deja infértiles, además de que crece la dependencia económica de la nación y particularmente de los habitantes de las regiones en las que se llevan a cabo estas prácticas. Como si fuera poco, para ahorrarse unos cuantos salarios se acude a la mecanización del trabajo, con lo que se despiden muchos de los trabajadores que alimentan a sus familias con esa plata y se cambian por máquinas que se quejan menos y salen más baratas a largo plazo.

¿Acaso necesitamos vernos directamente afectados para solidarizarnos con el trabajador que día a día contribuye a la satisfacción de nuestras necesidades? ¿Muchos de nosotros o nuestros familiares estamos o están afectados por condiciones parecidas? Si trabaja y fue contratado a través de alguna de estas cooperativas, o conoce a alguien que sí, sabe que es así. Estas cooperativas de trabajo hacen que no haya ninguna garantía en el contrato: El tiempo, las condiciones y la remuneración del trabajo, quedan a voluntad del dueño de la empresa. Además la mecanización del trabajo aumenta el desempleo, no sólo dañando las “impecables” cifras del país sino haciendo que haya más hambre, más gente en la calle, y más de lo que vemos todos los días, pobreza, mucha pobreza.

Los cañeros, igual que muchos otros trabajadores colombianos exigen contratación directa, mejoras salariales, pago de prestaciones y garantía de salud, educación para sus hijos y vivienda para sus familias. Ellos reciben muy poco por su trabajo y merecen mejores condiciones, ellos son trabajadores igual que usted o que yo, que sufren injusticia por la avaricia de unos cuantos.
¡Apoyemos a los cañeros! En Colombia hay muchos más trabajadores como estos, además de estar apoyando a este grupo de cortadores se apoya la lucha de muchos trabajadores que día a día van a ganarse el pan con salarios miserables, con condiciones precarias y con la incertidumbre de no saber cuánto tiempo más va a llegar esa platica al bolsillo.

Si no apoyamos nosotros ¿Quién más lo va a hacer? No van a ser los medios de comunicación, que en vez de respaldar las luchas las criminalizan, no es raro que ya hayan denunciado a los cañeros de estar vinculados con las FARC, claro, ahora cualquier movimiento social lo está: los estudiantes de universidades públicas (activistas o no), los desplazados que se movilizan, etc., este caso no es la excepción….El Gobierno tampoco va a ser el que apoye: el negocio de la caña de azúcar es bastante rentable para la producción de biocombustibles, tan en auge hoy, no hay que molestar a los empresarios, “hay que evitar que dejen de invertir”.

No podemos tolerar estas políticas, menos seguir tolerando que no se les pague a los trabajadores el valor real de su trabajo, que el trabajador siga siendo explotado y su trabajo sea robado diariamente por otros pocos que cada día ganan más y más. En vez de dejar que las malas condiciones que existían empeoren, tenemos que generar cambios, exigir que no se le robe el trabajo al explotado, levantar nuestras voces para reclamar los derechos que se nos han robado.

Por eso NOSOTROS, los estudiantes universitarios, nos unimos a la justa protesta de estos trabajadores que no olvidan su dignidad ni su lucha, que no se rinden ante las políticas neoliberales propias del sistema capitalista actual, ni a la represión promovida por el gobierno de turno. ¡Apoyemos sus denuncias, exijamos que se les
escuche, unámonos a ellos para mejorar las condiciones de trabajo a las que están siendo expuestos! ¡Exijamos justicia!

Share This