El laberinto de las violencias contra la mujer

Las violencias contra los Derechos de la Mujer en Colombia no se detiene, pese a la existencia de diversos convenios, protocolos, declaraciones del orden internacional y constitucional que hablan de los derechos de la mujer estos siguen siendo letra muerta a la vez que no hay políticas que permitan la difusión y protección efectiva frente a las vulneraciones cometidas a diario contra la mujer.

La violencia contra la mujer en Colombia adopta formas diversas, incluidas la violencia en el hogar; las violaciones, la trata de mujeres y niñas; la prostitución forzada; la violencia derivada de la situación del conflicto armado, como los asesinatos, las desapariciones, la esclavitud sexual, el control efectivo por parte de grupos armados que han llevado a cambiar patrones culturales, las mujeres consideradas como botín para la guerra, así como las violaciones sistemáticas y masivas a sus derechos más elementales.

En resumen la violencia contra la mujer puede contener los siguientes elementos: Producir dolor o sufrimiento físico o mental, ser infligida en forma intencional, se humilla, se amenaza, se intimida. Muchas mujeres son obligadas a adoptar una posición subordinada frente al varón, la mayoría de los casos de violencias contra la mujer y las niñas ocurre en la familia o dentro del hogar, donde suele ser tolerada, el abuso conyugal y extraconyugal, no son denunciados y por tanto, son difíciles de detectar; incluso cuando esas violencias son denunciadas no se protege a las victimas ni se castiga a los responsables. Todos esos factores representan un núcleo concreto de inseguridades para las mujeres.

En este sentido la violencia contra las mujeres en Colombia es grave, sistemática y generalizada y el Estado colombiano es responsable por no adoptar políticas efectivas para garantizar su vida e integridad personal y no cumplir con las recomendaciones emitidas por la Relatora Especial de las Naciones Unidas.

La Corporación Yurupari, lamenta que los organismos judiciales no hayan adoptados las acciones correspondientes para investigar la conducta del señor HERNAN DARIO GÓMEZ, frente a los hechos ocurridos en la madrugada del pasado 7 de agosto de 2011. Según versiones de la presa nacional, el Director técnico de la selección colombiana de futbol, Gómez golpeó violentamente a una mujer a las afueras de un bar del centro de Bogotá

Hernán ‘ el Bolillo’ Gómez, se disculpó de la siguiente manera: “Frente al incidente personal ocurrido el sábado pasado y el cual me ha tenido mortificado desde ese momento, quiero manifestar públicamente que lamento profundamente este hecho y el haber perdido el control de la forma en que lo hice”…”Este acto me da vergüenza con mi madre, con mi esposa y con todas y cada una de las mujeres de mi familia y mi país”…”Quiero ofrecer excusas públicas por mi comportamiento. En ningún caso una actitud como esta es aceptable y menos de una persona como yo que en 26 años de carrera profesional en el fútbol nunca había enfrentado una situación igual”

El gigantesco laberinto de violencia contra las mujeres tiene que ser atendido sin excusas y sin pretextos económicos o comerciales, la violencia histórica que han tenido que soportar las mujeres nos lleva a pensar que en este país es imposible hablar de equidad de género.

Si permanecemos en silencio o buscamos las excusas simétricas para explicar la violencia contra la mujer, o la aceptamos este panorama de la vida de las mujeres y niñas corre el riesgo de agravarse, ¿cómo podemos hablar de tejer la vida en estas condiciones? ¿Cuáles son los valores sobre los cuales se construyen los derechos de sustentan el pilar de lo colectivo de una sociedad? Hemos permanecido atónitos, en el silencio por lo menos siete generaciones crecidas en el conflicto y estamos educando a las actuales generaciones bajo la tolerancia de los inquisidores del poder.

La Corporación Yurpari, en sus trabajos de campo ha conversado con las mujeres y ellas plantean que existen obstáculos que contribuyen a desestimular la denuncia de los delitos cometidos contra ellas y, por lo tanto, a no disponer de información oportuna y confiable. Limitaciones como el no reconocimiento de las mujeres como sujetos de derechos y como víctimas, la falta de confianza frente a las instituciones estatales; el temor a la estigmatización y la revictimización; la naturalización de las violencias; el miedo y el silencio, el desconocimiento de las instituciones responsables para la protección, la prevención, la atención la investigación de las violencias donde por lo general las mujeres víctimas se convierten en las victimarias de los hechos denunciados.

Por todo lo anterior llamamos al respeto integral de los derechos de la
mujer pues no podemos tolerar que se sigan deteriorando la dignidad humana. En este sentido llamamos a las autoridades judiciales a que investiguen y sancionen estos hechos, particularmente el perpetrado por el “Bolillo” Gómez y bajo ningún pretexto puede continuar al frente de la selección Colombia

CORPORACIÓN YURUPARI

Jhon Jairo Gutiérrez

Director

Bogota, 12 de agosto de 2011

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