En el Meta la protesta laboral y social se extiende de Puerto Gaitán a Campo Rubiales

Para el presidente de la Unión Sindical Obrera (USO), Rodolfo Vecino, el drama que hoy vive el Meta combina lo laboral con lo social. Por un lado confluye la precariedad de los salarios y las condiciones laborales en las empresas contratistas de las petroleras, lo que ha provocado que los trabajadores de manera espontánea, o sea sin organización sindical de por medio, se hayan levantado para reclamar sus derechos. Pero por otro lado está el incumplimiento de los compromisos que el Estado y las multinacionales hicieron con las comunidades y las organizaciones sociales, situación que no sólo se da en el Meta sino en todos los territorios donde ejecutan proyectos de explotación y producción petrolera.

El directivo sindical denunció, además, que una asamblea permanente que tenían los trabajadores este martes en la mañana en el Campo Rubiales fue reprimida de una manera “salvaje” por la policía, con saldo de tres trabajadores y un indígena gravemente heridos, al punto que uno de ellos debió ser trasladado en helicóptero a Villavicencio.

Todo este clima de confrontación se inició hace exactamente un mes en el campo Caracara de Puerto Gaitán, donde 1.100 trabajadores contratistas de Montajes JM, agencia que presta servicios laborales a la firma Cepcolsa, pararon actividades para exigir condiciones salariales correspondientes al promedio de la industria petrolera, petición a la que Montajes JM respondió con el despido de los 1.100 contratistas, lo que atizó más el conflicto, que el jueves pasado fue reprimido por los escuadrones del ESMAD de la policía, con saldo de varios heridos.

Y ayer lunes, en momentos en que ya se había logrado un principio de solución a la situación en el campo Caracara, en el marco de una mesa de diálogo que propició el Vicepresidente Angelino Garzón con la participación de representantes del Gobierno Nacional y del Meta, la CUT, la USO, delegados de los contratistas y empleadores, y personas representativas de la vida económica y social de Puerto Gaitán, estallaron otras protesta laborales y comunitarias en Barranca Utría, Cristalinas y Campo Rubiales, pozo éste que explota la multinacional Pacific Rubiales y que, con una producción diaria de 177 mil barriles de petróleo, es hoy el campo más importante del país.

En Campo Rubiales suspendieron labores 7 mil trabajadores contratistas, que exigen lo mismo que vienen exigiendo desde hace un mes los de Cepcolsa: mejores condiciones salariales y laborales; paro al que se sumó la población y otras organizaciones sociales, y que fue duramente reprimido por la fuerza pública. Con el agravante de que este hecho impidió que se concretara el preacuerdo logrado en la Vicepresidencia para el reintegro de los contratistas despedidos por Montajes JM y la negociación del pliego laboral presentado por éstos. Las conversaciones se rompieron cuando el Gobierno condicionó este acuerdo a que se levantara el paro en Campo Rubiales, condición que los representantes sindicales no pueden garantizar, porque si bien son conflictos que tienen el mismo origen, ambos obedecen a dinámicas distintas.

Habla la CUT

Tarcisio Mora, presidente de la CUT, confederación de la cual es filial la USO, dijo que el “boom” petrolero no ha mejorado las condiciones de vida de las comunidades, lo que ha traído es precariedad laboral, graves daños ecológicos, destrucción de fincas y de recursos hídricos. “Si una empresa viene a invertir en Colombia, debe por lo menos cumplir con las normas laborales. Pero a través de la subcontratación logran evadir estas normas, y eso está en el origen del conflicto que hoy se vive en el Meta”, dijo.

Para el presidente de la CUT una gran falla en el sector petrolero, es que la política estatal de otorgar licencias a las multinacionales sin ninguna exigencia de orden laboral, y sin control alguno. Son como repúblicas independientes.

Insistió en que la CUT siempre está dispuesta a dialogar para solucionar todas estas situaciones, pero no un diálogo en el que simplemente acepten las propuestas del gobierno y los empleadores, con acuerdos que sólo beneficien a éstos, y no los trabajadores, que son quienes producen la riqueza nacional.

Por su parte Gustavo Triana, directivo de la CUT experto en el tema petrolero, en su condición de expresidentes de la USO, dijo que el origen del conflicto está en el modelo de intermediación laboral usado en la explotación del petróleo y el carbón. “Ninguna multinacional que explota petróleo en Colombia —explicó—tiene trabajadores operativos o de mantenimiento con vinculación directa. Los únicos en esta condición son los del staff de dirección, el resto son contratistas, sujetos al Código Sustantivo, sólo que no reciben los salarios convencionales de la industria petrolera sino salarios arbitrarios. A los trabajadores de obras civiles sólo les pagan el salario mínimo, y un obrero especializado puede ganarse $2 millones, pero en otro país ganaría muchísimo más. Y aparte de eso, son salarios erosionados por el alto costo de vida de las zonas petroleras, donde todo es más caro”.

Opinión del Vicepresidente Garzón

Este martes el Vicepresidente Angelino Garzón emitió un comunicado en el que reitera su voluntad de Diálogo para buscar solución a los conflictos y protestas sociales, pero “en un ambiente favorable de tranquilidad y convivencia ciudadana”. Invitó a los trabajadores de las empresas contratistas de la Pacific Rubiales a suspender el paro y la protesta, a fin de adelantar las gestiones para encontrar soluciones a las demandas de los trabajadores y las quejas de la población. También solicitó a las empresas contratistas a que “si los trabajadores, la USO y la CUT suspenden las protestas y facilitan el retorno a las actividades, no se tomen represalias laborales contra los mismos”.

Vale recordar las palabras que sobres este conflicto dijo Angelino Garzón el viernes pasado, al calificar como indolente, soberbia y prepotente la actitud de las empresas contratistas de las multinacionales petroleras. “En lugar de sentarse a dialogar con los trabajadores, quieren desconocer el legítimo derecho de éstos a ser escuchados, a presentar peticiones y que éstas sean negociadas… No pueden existir personas que en pleno Siglo XXI se resisten a aceptar que los trabajadores tienen derechos y los miran como si fueran esclavos. Es momento que algunas empresas petroleras y contratistas entiendan que no están en una República Bananera. El ‘boom’ del petróleo que vive el país no se puede basar en la miseria de los trabajadores”, señaló Garzón.

Las demandas laborales de los trabajadores

Rodolfo Vecino, presidente de la USO, dijo que las exigencias de los trabajadores contratistas a la Pacific Rubiales tienen tres componentes. Uno es el salarial: que se paguen salarios acordes con el promedio de la industria del petróleo. “Le hemos propuesto al Gobierno unificar criterios para que las multinacionales sigan una sola línea de comportamiento en el tema salarial, de acuerdo con una sola tabla. Pero la propuesta de Ecopetrol no consulta la realidad económica de los trabajadores”.

Otro componente es la revisión de las jornadas laborales. Vecino explicó que lo usual es que los trabajadores laboren 21 días seguidos por 7 libres. Pero en Rubiales hay gente que trabajaba hasta 30 o 40 días sin descanso. No les aumentaron el salario, pero sí las horas de trabajo. Y el tercero tiene que ver con la mejora de las condiciones en los campamentos donde viven, que son muy precarias; y con el tema de la salud ocupacional y la seguridad industrial. “Hay una alta población de trabajadores lisiados a quienes las multinacionales y los contratistas no les han querido solucionar el problema. Es más, esconden los índices de accidentalidad porque ese es indicador negativo”, dijo.

Un asunto de soberanía nacional

Para el presidente de la USO, la operación de las multinacionales petroleras encarna un tema de soberanía nacional, pues son ellas las que ejercen la soberanía en las zonas donde operan, nadie que se les atraviesa.

“No hay ninguna autoridad del gobierno que vigile la situación, y la autoridad municipal tampoco se preocupa, porque de una u otra manera está cooptada por las multinacionales. No hay siquiera una oficina del Ministerio de la Protección Social. La más próxima está en Villavicencio, a tres horas de Puerto Gaitán… Han corrompido a los miembros de las juntas de intermediación laboral, cuya tarea es facilitar las cosas para que las multinacionales puedan seguir haciendo lo que les dé la gana. Hay acuerdos incumplidos a las comunidades desde hace 5 y 10 años”, señaló.

Por otra parte, dijo que la responsabilidad social de las multinacionales petroleras se reduce a inversiones muy pobres, que no corresponden a los daños ambientales y sociales que causa esta industria en las regiones donde actúa. Los caños y los ríos están afectados, lo mismo que las tierras de muchos finqueros y de las comunidades indígenas, tanto que hay 7 resguardos indígenas que se están preparando para la movilización, porque han sido desplazados y han perdido territorio ancestral.

Ecopetrol, responsable de persecución sindical

“Frente al conflicto Ecopetrol ha dicho que no tiene nada que ver. Pero no puede decir eso porque resulta que tiene el 30% en la empresa Cepcolsa, y es socia con el 60% de la propiedad en el campo de la Pacific Rubiales”, señaló el presidente de la USO.

Pero también Ecopetrol —añadió— ha perseguido el derecho de asociación sindical. A la USO no le ha permitido llegar a las empresas de su grupo empresarial, y las instruye para que se nieguen a negociar los pliegos de peticiones que presente el sindicato. En Rubiales hace 10 días despidieron 19 trabajadores porque les encontraron boletines del sindicato, y el lunes los trabajadores que lideraban el movimiento fueron perseguidos por la policía y les decomisaron los boletines en los que invitaban a los trabajadores a afiliarse al sindicato, como si esa fuera una acción subversiva.

Rodolfo Vecino también mencionó el caso de Cartagena, donde, por afiliarse al sindicato, el 30 de junio pasado despidieron 126 trabajadores de Pomai y Propilco, dos empresas filiales de Ecopetrol.

Masiva afiliación a la USO

En los 7 años de explotación que lleva el Campo Rubiales, es la primera vez que se hace un paro, entre otras cosas porque nunca habían permitido que los trabajadores se afiliaran a un sindicato, la USO estaba vetada. Pero ahora los trabajadores, animados por el paro de sus pares de Cepcolsa, no sólo decidieron protestar y parar para exigir sus derechos, sino que se están afiliando masivamente a la USO. En los últimos dos días se han afiliado cerca de 4.000 trabajadores contratistas. En el último año la USO ha afiliado más de 16 mil trabajadores contratistas en todo el país.

Es de destacar entonces el importante papel que está cumpliendo la USO en el sector petrolero, no sólo impulsando la lucha de sus propios afiliados sino acompañando y liderando procesos de afiliación entre los trabajadores contratistas. Esa es una ruta segura y correcta para el movimiento sindical en los tiempos que corren.

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