Familiares y amigos de las víctimas, así como los sobrevivientes, se reunirán en las instalaciones del Palacio de Justicia de la ciudad de Villavicencio, a partir de las tres de la tarde, donde se llevará a cabo una liturgia ofrecida por el el Arzobispo Oscar Urbina y padre Gustavo Botero, y se realizarán actos simbólicos, en memoria de quienes fallecieron ese día.
Por estos hechos, que ocurrieron a tan solo tres meses de la masacre de Mapiripán, se encuentran condenados a 40 años el jefe paramilitar de los Buitragueños, Héctor Buitrago, y a 38 años, sus hijos, Héctor Germán Buitrago Parada y Nelson Orlando Buitrago Parada.
Actualmente está siendo investigado por la Fiscalía General de la Nación, por no haber prestado oportunamente el auxilio solicitado por las víctimas, el entonces brigadier general Jaime Humberto Uscátegui Ramírez, quien ya fue sancionado por la Procuraduría con la destitución de las Fuerzas Militaresy con la imposición de inhabilidad para ejercer funciones públicas por el término de 2 años
Ese día, 3 de octubre de 1997, cincuenta y cinco funcionarios del CTI de la Fiscalía General de la Nación, Procuraduría General de la Nación, Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) y Miembros del Grupo Gaula del Ejercito Nacional, fueron hostigados por paramilitares, aproximadamente a la 1:30 p.m., en momentos en que se desplazaban de regreso hacia Villavicencio, luego de realizar una diligencia de inspección de la finca Alcavarán, ubicada en jurisdicción del municipio de San Martín, Departamento del Meta, ordenada por la Fiscalía Regional de Oriente dentro del proceso que se seguía en este despacho por el delito de narcotráfico.
El hostigamiento inicial provocó un enfrentamiento entre el grupo armado y los integrantes de la comisión judicial, dejando como resultado la muerte de tres paramilitares y la captura de dos de ellos, quienes les informaron que se preparaba una emboscada de 150 hombres pertenecientes a los Buitragueños.
Según información de los sobrevivientes, el propio comandante del Grupo Gaula del Ejército, Juan Carlos Figueroa Escobar, encargado de prestar la seguridad a la comisión y otros miembros de la misma, se comunicó por radio con el Mayor Diego Mantilla Sanmiguel, del Centro de Operaciones de la Brigada VII, para informar del hostigamiento del que eran objeto y de la posible emboscada que preparaban y solicitar a su vez, apoyo aéreo para garantizar la seguridad y salvaguardar la comisión.
No obstante, y a pesar que el brigadier general Jaime Humberto Uscategui, fuera enterado de esta situación, la ayuda solicitada sólo llego horas después de que la Comisión fuera emboscada y atacada por un numeroso grupo de paramilitares, fuertemente armados con ametralladoras, fusiles, granadas y morteros, siendo superiores numérica y logísticamente lo que hizo que en poco tiempo la comisión judicial fuera reducida, dejando 8 heridos my 11 personas asesinadas, entre ellos, el propio mayor Juan Carlos Figueroa Escobar.
