IMPUNIDAD POLITICA Y SOCIAL

Los falsos positivos, la convocatoria a una Comisión Civil de la Verdad, la afirmación Presidencial de que no le teme a la verdad, la propuesta de una ley de Punto Final, el reconocimiento público de una reunión en el 2001, de más de 40 congresistas con los paramilitares para la configuración de un proyecto político, el llamado a indagatoria a un grupo de seis nuevos parlamentarios, muestran en estos 15 días más, los cimientos de falsedad y de criminalidad en que se sustenta la política de seguridad y de Estado Comunitario de Uribe.

 

 

Los falsos positivos, la convocatoria a una Comisión Civil de la Verdad, la afirmación Presidencial de que no le teme a la verdad, la propuesta de una ley de Punto Final, el reconocimiento público de una reunión en el 2001, de más de 40 congresistas con los paramilitares para la configuración de un proyecto político, el llamado a indagatoria a un grupo de seis nuevos parlamentarios, muestran en estos 15 días más, los cimientos de falsedad y de criminalidad en que se sustenta la política de seguridad y de Estado Comunitario de Uribe.

La verdad como simulación

El ministro de Defensa JUAN MANUEL SANTOS, no se ha retractado ni reparado integralmente a la sociedad, sobre la falsa y acérrima defensa de la institución militar con uno de los casos de falsos positivos. Oficiales, no soldados rasos, diseñaron y participaron en montajes para dar respuesta, y a la vez ganar recompensas, para sostener el espejismo de la seguridad.

Las respuestas viscerales, sin lectura básica, por no decir crítica, en defensa de la institucional por parte del Ministro, muestra la ausencia de una política autocrítica, transparente e irresponsable con los ciudadanos.

La defensa es una simulación de la verdad, oculta la mentira institucional, y se hace mecanismo de la impunidad política y social.

La verdad como disipación de la crítica

En similar actitud, no era esperable otra, el presidente Uribe, en el congreso de la Federación de Ganaderos, FEDEGAN, invitó a sus afiliados a reconocer la verdad, a ayudar a la verdad frente a la creación del paramilitarismo. Una verdad en la que él no se implica, y en la que transfiere la responsabilidad a otros. Por eso no expresó el NOSOTROS, si no el USTEDES.

Para pocos es ocultable la relación que Uribe ha sostenido con este gremio, que desde la década de los 80 impulsó abiertamente el desarrollo de estrategias paramilitares en el Magdalena Medio, en Córdoba y Antioquia. Su cercanía por intereses compartidos en sus propiedades es otra evidencia. No es posible negar que las CONVIVIR impulsadas durante el período de URIBE VELEZ como Gobernador de Antioquia, fueron parte de la estrategia de institucionalización paramilitar a mediados de los 90 en la que este sector tuvo una participación activa en su estimulación.

Ganaderos, empresarios para proteger sus intereses y propiciar la protección de tierras mal habidas e incluso el tráfico de armas y de drogas así se beneficiaron de las estrategias estatales criminales.

Su posición es coherente con los últimos planteamientos públicos cuando ha dicho ante la Corte Suprema de Justicia y en Consejos Comunitarios que “no le teme a la verdad”.

Asumir en aparente actitud abierta las críticas no significa la verdad. Puede ser orgullo, prepotencia, ocultamiento, mecanismo para menguar la crítica. , y se hace mecanismo de la impunidad política y social por el consentimiento social que pretende lograrse.

Tampoco la revelación hecha a la opinión pública por parte del Senador de La Espriella sobre las reuniones sostenidas en Paramillo entre 40 congresistas en las que sostiene que

Firmaron un acuerdo para la paz, en realidad como lo reconocen otros, un proyecto político de Estado y de acción política en torno a: la desmovilizaciòn o institucionalización paramilitar, el aseguramiento legal de los Territorios o “desarrollo social” y la promoción del control del poder legislativo y del poder del ejecutivo. Por eso, ese proyecto define la reelección presidencial con el Acto legislativo No. 02 de 2005 y la Ley 975 de 2005, y la ley de impunidad para la justicia y paz, la ley de bosques.

Esa verdad del senador es un modo de ocultamiento, pues detrás desconoce la profundidad del proyecto de Estado como paraestado. También ambienta la necesidad de una ley de punto final, ante el gran crecimiento económico gracias a la política de seguridad y Estado Comunitario.

Se oculta en todo el entramado, como en la Comisión 5ta, ALVARO ARAUJO, otro de los llamados a indagatoria por la Corte Suprema de Justicia es el que la preside, en la que sin ningún reato, se legisla a favor de los más de 6.8 millones de hectáreas de tierras usurpadas por los paramilitares a través de la ley desarrollo rural.

Su defensa en el senado ante una citación, muestra el uso de la descontextualización como mecanismo justificatorio de su comportamiento político en relación con el paramilitarismo. El Senador se muestra como la víctima de un complot, ocultando su responsabilidad en la modificación de disposiciones legales para posibilitar en Valledupar, la ampliación de la tierra municipal, la misma en que se ha levantado una obra de infraestructura y por la que se explica el genocidio del Pueblo Kankuamo. Niega con estos mecanismos y contra toda evidencia el Proyecto de Estado paramilitar, para Estado

La verdad como réplica invertida

No es entonces de extrañar que los paramilitares, desde La Ceja Antioquia, hayan hecho un nuevo pronunciamiento sobre la verdad. Ha sido la mejor manera de enfrentar las críticas, un modo razonable pero estratégicamente calculado que sirve a la estrategia criminal.

Ellos y sus beneficiarios saben, que en las actuales circunstancias y condiciones en que se encuentran, una ley a su medida, un gobierno que los protege, un control económico y social importante en el país, una fuerza pública que los conciente para que guarden lealtad al silencio, asegura a todos sus intereses particulares e institucionales.

El remezón que ha significado la captura de 3 congresistas de agrupaciones políticas Uribistas, el llamado a declaración de otros 6 congresistas, por ser parte de las operaciones paramilitares no es total ni integral para afectar la criminalidad, pero lleva un mensaje al que hay que responder.

Plantear una Comisión Civil de la Verdad es una decisión que no afecta la columna vertebral de su criminalidad, que les blinda frente a los costos y los riesgos que puedan tomar sectores de partidos políticos.

Todos saben que la verdad real si fuera conocida, reconocida por los responsables, desmoronaría la política de seguridad, la política de paz, la política de Estado comunitario, la política agraria, la política económica. Se mostraría la pretensión de configuración del para estado en Colombia, el proyecto de sociedad y de relaciones política a largo plazo en relación con el mercado global. Se develaría la interacción de diversas formas del crimen con recursos legales e ilegales, al fin y al cabo, negocios son negocios, independiente de que el dinero sea del tráfico de drogas o que se provea con el silenciamiento y la sangre.

La propuesta de la Comisión es un mensaje para todos los circuitos de la criminalidad, sus gestores, beneficiarios, financiadores, instigadores, empresarios, políticos, militares, policías, iglesias, fiscales, jueces, órganos de control. Todos en la cama o todos en el suelo. Es una advertencia que invita al silencio o que propicia que solamente unos sean los “chivos expiatorios”, los que ya están pero no más.

Entre líneas reconocen la ley 975 encubrirá a muchos, y si ellos únicamente van a ser los responsables, pues que caigan otros. Esa iniciativa es un mecanismo para salvaguardar su seguridad si esta se ve estropeada por las pugnas internas en el establecimiento o la decisión activa de las víctimas de Crímenes de Estado, los medios de información y sectores de los partidos políticos.

Su iniciativa, por lo demás desafiante, pretende involucrar a sus críticos de la sociedad y de la comunidad internacional en el problema. Es una forma de cooptar, de legitimar su proceso, pues se pone en alto grado el tema de la verdad, Así que sí existe una decisión negativa o critica frente a esa Comisión, nuevamente los responsables serán otros, que solo piensan en ánimo de venganza. Si todo fracasa también hay a quien culpabilizar y serán los convocados, que no aceptaron la invitación los responsables de su inseguridad y de la imposibilidad de la verdad histórica

El recurso a las expresiones bíblicas “La Verdad os hará libres” desprovistas de la exégesis o interpretación crítica, o de las palabras Nunca Más, memoria histórica o de Comunidad de Paz para llamar a su recinto de descanso, son una ofensa profunda a sus víctimas, pero traen en el presente las tácticas militares justificatorias de sus crímenes, ahora usadas en el plano ético político. Son hábiles en identificar a quiénes les critican, a quiénes como desde el Movimiento de Víctimas propugnan por la memoria histórica en el Nunca Mas y en la Comisión Etica, usan sus palabras, retoman su identidad para vaciarlas de contenido. La actitud vuelve a convertirse en una ofensa a la memoria de más de sus 40 mil víctimas, y a quiénes participan en las expresiones e iniciativas del Movimiento Nacional de Víctimas.

La búsqueda de la verdad, la afirmación de la misma por parte de criminales y sus estructuras requiere no una simple expresión formal.

Se requiere una coherencia entre lo que se afirma y lo que se hace. Hoy sus estructuras, bajo nuevas denominaciones, con la complicidad de las Brigadas, empresarios, políticos, iglesias, continúan presionando, amenazando y señalando en el Curvaradó a mestizos y afrocolombianos. Las operaciones de agronegocios de FREDY RENDON, en el Cacarica continúan a pesar de la ilegalidad evidente de su posesión de la propiedad Colectiva. El asesinato de JUVENAL ESCUDERO en San Onofre; los crímenes y abusos contra las mujeres recientemente denunciados por la Redes de Mujeres en el día internacional de la violencia contra la mujer, constata que existe una eficacia retórica del proceso de desmovilización, y la asunción de diversas técnicas de control y de destrucción de la vida humana, de los sueños colectivos.

No hay una actitud de la verdad, la actitud criminal se sostiene. La posesión ilegal de tierras y territorios colectivos en el Bajo Atrato, en el Catatumbo, en el Meta se encuentra incólume. No existe una voluntad por la verdad, sino la formalidad de la palabra verdad para socializar sus responsabilidades si caen pocas y no todas las cabezas, si los compromisos asumidos por el poder político, judicial y no acceden a la Pax Romana que acordaron desde antes de Santafé de Ralito.

La verdad no es el uso del término, es una decisión conciente y voluntaria de reconocimiento de lo actuado, de las sinrazones del crimen, de nombramiento de todo el circuito de la criminalidad, el nombramiento de cada una de sus víctimas, de las fosas comunes, de los lugares en donde se encuentran los desaparecidos, de la devolución de la tierra y de los territorios. La verdad es una conversión o transformación del sujeto colectivo que ha usado de la violencia institucional para imponer un orden de cosas. De lo contrario es una reingeniería de la impunidad

La “verdad” como Normalización del Crimen.

La polisemia de todo texto, de la que no están exentos los evangelios, nuevamente es usada por los paramilitares para calar en el imaginario de la sociedad colombiana, que en un 75 % se confiesa católica. “Como cristianos” dicen, “queremos la verdad” y después citan el Evangelio de Juan. Ya antes, todos los discursos en los certámenes de la desmovilización, estaban impregnados de alusiones a la divinidad y hasta adelantaron una reinterpretación del sentido que se puede deducir de la tradición cristiana de Verdad, Justicia y Reparación sintetizándolos en reconciliación, porque la exigencia de justicia, era calificada por ellos como venganza y obedecía a intereses de sus detractores.

Nuevamente este llamado hipócrita a que “toda la verdad se sepa” de los sectores de poder en nuestro país, retoma una de las tradiciones mas significativas del judeocristianismo que hace síntesis en el evangelio de Juan, puesto por este en boca de Jesús: “La verdad los hará libres”. Esta expresión, como todo uso funcional de los evangelios, se saca, sin escrúpulos del contexto próximo del mismo texto, y del contexto lejano en el interior del mismo Evangelio. En el próximo la frase dice: “Si se mantienen en mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos y conocerán la verdad y la verdad los hará libres”. (Jn 8, 31-32).

La Palabra de Jesús, como se deja ver en el contexto lejano, es la expresión de la divinidad, que se concreta en el Evangelio de Juan en la limpieza del templo convertido en lugar de mercado, es decir en la resistencia a admitir la utilización de lo divino como mercancía (Jn, 2, 13-16), en la opción por las víctimas de segregación, tal como lo hizo con la mujer adúltera evitando que la asesinaran (Jn. 8, 1-11), en el reclamo a los fariseos por la hipocresía de decirse hijos de Habrán, pero no obstante esta confesión pretenden asesinar a Jesús por haber dicho la verdad del Dios (Jn. 8, 39-40).

La estrategia paramilitar, en sus polifacéticas expresiones de poder, ellos los asesinos, asumen las palabras de una víctima del poder Romano y fariseos para intentar generalizar como normal, la inclusión de muchos sectores de la sociedad colombiana en sus esferas de poder, congresistas, alcaldes, consejales, miembros del gobierno, empresarios, militares, policías, empresas transnacionales, las iglesias, el Das, intelectuales, ONGs por ellos constituidas, empresas de apuestas, empresas prestadoras de servicios de salud.

La verdad, pedida desde el poder busca la normalización del crimen, la justificación de los responsables, la reconciliación de la sociedad vía “si muchos están untados, queda el perdón”.

Caben, entonces palabras del mismo Juan, que pueden ser aplicadas a estos sínicos del poder paramilitar: “Ustedes son de su padre el diablo y quieren cumplir los deseos de su padre. Este era homicida desde el principio, y no se mantuvo en la verdad, por que no hay verdad en él; cuando dice la mentira, dice lo que le sale de dentro, porque es mentiroso y padre de la mentira ( Jn 8,44).

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