Inequidad y trampa de pobreza

Inequidad y trampa de pobreza

La incidencia de la pobreza ha disminuido pero Colombia no ha superado la trampa de pobreza. Entre 2002 y 2008 el porcentaje de pobres bajó de 53.7% a 46%. Esta tendencia es positiva pero no es suficiente para romper la trampa de pobreza. Actualmente en el país hay 20 millones de pobres. Este número es muy elevado e indica que no se ha logrado romper el círculo vicioso de la pobreza. Los niveles de crecimiento que ha tenido el país no se han expresado en reducciones importantes del nivel de pobreza.

 

 

Las cifras muestran que el crecimiento no es suficiente para combatir la pobreza. Mientras que la trampa no se rompa, el país podrá seguir creciendo sin que haya cambios significativos en el nivel de pobreza. El optimismo que podría derivarse de la disminución de la pobreza se atenúa considerablemente al constatar que mientras no existan políticas estructurales de generación de empleo no es factible ganarle la batalla a la pobreza.

El gobierno se ha preocupado más por repartir subsidios – a través de programas
como familias en acción – que por buscar mecanismos que permitan generar empleo.
La fórmula es relativamente sencilla: se trataría de crear las condiciones
institucionales para que el enorme ahorro de la sociedad colombiana (en manos de
los fondos de pensiones, o de ISA, por ejemplo), pueda ser utilizado para financiar
grandes obras de infraestructura vial y de renovación urbana. Ha faltado visión de
largo plazo. Además de generar empleo, la consolidación de la infraestructura
permitiría dinamizar el mercado interno.

 

El aumento de la indigencia

Preocupa que la indigencia aumente. Entre el 2005 y el 2008 la indigencia pasó de
15.7% a 17.8%. Es inaceptable que la mayor indigencia se presente en un período
de buen desempeño del PIB. Debe tenerse en cuenta, además, que la indigencia
aumenta a nivel nacional a pesar de que ciudades como Bogotá y Medellín la han
reducido.

La mayor indigencia se ha explicado, con razón, por el aumento de los precios de los
alimentos, que se manifiesta en una línea de pobreza más elevada. Pero yendo más
lejos, los precios altos de los alimentos son la expresión de una pésima política
agropecuaria. El país renunció a la seguridad alimentaria y ello nos ha colocado en
una situación muy vulnerable frente a las fluctuaciones de los precios
internacionales.

 

Empeoramiento de la distribución del ingreso

 

La distribución del ingreso ha empeorado. Entre 2005 y 2008 pasó de 0.58 a 0.59.
Entre 2002 y 2008 el Gini no se modificó. Se mantuvo en 0.59. La concentración
del ingreso es inaceptable y pone en evidencia que nuestra forma de crecimiento es
inequitativa. La política tributaria ha favorecido a los más ricos, y la política social
no ha logrado compensar las inequidades generadas por la dinámica de la economía
y por los impuestos regresivos.

La mala distribución del ingreso acentúa la trampa de pobreza. Para salir de la
trampa es necesario que las políticas tributaria y de gasto favorezcan la equidad. El
modelo de desarrollo propuesto por el gobierno va en la dirección contraria, sin que
se hayan conseguido los resultados promedios. El gobierno ha dicho que la
reducción de impuestos a los ricos favorece la inversión y el empleo. Los hechos
invalidan esta hipótesis.

 

La brecha urbano/rural se ha agudizado

 

Las series muestran una agudización de la brecha entre la ciudad y el campo. Las
regiones de Colombia no están convergiendo. Las distancias están aumentando.
Los datos de la Mesep confirman los resultados de otros estudios que se han
realizado en el país. Bonet y Meisel [[BONET Jaime., MEISEL Adolfo., 2007. “Polarización del Ingreso per Cápita Departamental en
Colombia, 1975-2000”, Ensayos sobre Política Económica, vol. 25, no. 54, jun., pp. 12-43.]], por ejemplo, muestran que la
descentralización ha fracasado porque Bogotá se distancia de ciudades como
Medellín, Cali y Barranquilla. Pero, lo más dramático, es que la ciudad se aleja del
campo.

El Balance global no es optimista

 

Los resultados no permiten ser optimistas. La trampa de pobreza se mantiene, la
incidencia de la indigencia aumenta, la inequidad crece, la brecha entre el campo y
la ciudad se amplía.

Si se quiere luchar efectivamente contra la pobreza y la desigualdad es necesario
cambiar de manera sustantiva el modelo de desarrollo. De lo contrario, Colombia
seguirá siendo una sociedad excluyente. La situación del campo es dramática, y nos
recuerda que la violencia también tiene causas objetivas. Decía Aristóteles en La
Política: “…las revoluciones nacen lo mismo de la desigualdad de los honores que
de la desigualdad de la fortuna”.

 

La Misión para el Empalme de las Series de Empleo, Pobreza y Desigualdad
(Mesep) fue creada para unir las series de la encuesta continua de hogares (ECH)
con las de la gran encuesta integrada de hogares (Geih).

La ECH llegó hasta el segundo trimestre del 2006, y la Geih comenzó en el tercer
trimestre del 2006. Los problemas de empalme entre las dos encuestas tuvieron su
origen en la decisión equivocada que tomó el Dane de no mantener la vieja encuesta
(ECH) mientras se estabilizaba la nueva (Geih). La ausencia de una encuesta
“paralela” impidió entender los resultados iniciales de la Geih. El error se trató de
solucionar posteriormente, cuando se decidió hacer la paralela. Aunque esta
decisión ayudó a corregir parte de los problemas, fue tardía y el empalme no pudo
hacerse completo. Las series de mercado laboral (tasa global de participación, tasa
de ocupación y desempleo) se lograron empalmar de una manera adecuada. Pero
fue imposible corregir los problemas del 2006 y del 2007 en las series de pobreza,
indigencia y distribución del ingreso (coeficiente de Gini).

Al interior de la Mesep discutimos los criterios técnicos inherentes al empalme, pero
no compartimos nuestras apreciaciones sobre los factores estructurales que
determinan las dinámicas de la pobreza y la distribución. Desde mi punto de vista,
los datos que entregó la Mesep plantean cuatro grandes retos de política económica,
que podrían expresarse así: i) la trampa de pobreza continúa, ii) la indigencia
aumenta, iii) la desigualdad empeora, iv) se intensifica la brecha urbano/rural.

 

 

Notas

[1BONET Jaime., MEISEL Adolfo., 2007. “Polarización del Ingreso per Cápita Departamental en
Colombia, 1975-2000”, Ensayos sobre Política Económica, vol. 25, no. 54, jun., pp. 12-43.

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