La mancha amarilla de la unidad y la dignidad

La mancha amarilla de la unidad y la dignidad

“La mancha amarilla de la unidad y la dignidad”, así se denominó la emblemática huelga de 34 días que esta semana terminó en El Cerrejón, con saldo que para los trabajadores, y el sindicato Sintracarbón que la lideró, fue positivo.

 

La huelga ya es historia, pero quedan resonancias y hechos significativos que, a manera de evaluación, podríamos señalar. El primero fue la actitud del sindicato, que nunca dejó de privilegiar el diálogo con la contraparte, y salió fortalecido del conflicto; y la unidad que desde el principio y hasta el final mantuvieron los directivos sindicales con sus bases. La huelga se desarrolló en 15 carpas ubicadas en todas las entradas a la mina, y allí fueron permanentes las asambleas para socializar cada una de las propuestas. Sólo con la aprobación de las bases se le dieron los toques finales a lo que hoy es la nueva convención colectiva de trabajo en El Cerrejón.

También es de resaltar la participación mediadora del gobierno, que no escatimó esfuerzos para acercar a las partes cuando se formó un nudo en las negociaciones. Incluso a la empresa hay que reconocerle los esfuerzos para llegar al acuerdo final.

Para hablar de los temas inherentes a este conflicto y la manera como se solucionó, y el enorme esfuerzo que implicó para Sintracarbón, conversamos con Igor Díaz, presidente de esta organización sindical, y esto fue lo que expresó:

En resumen, de los puntos pactados tras la sufrida negociación con la empresa, ¿cuáles son los más destacados?

En el tema contratación logramos un cambio: contrato indefinido para 630 de los 900 trabajadores que hoy tienen contratos a término fijo de 6 meses o un año, y que llevan hasta 4 años renovándolos. Y en lo salarial logramos un incremento del doble del IPC y las bonificaciones que se definieron por firma de la convención.

Fueron también importantes los logros en salud, punto álgido en Igor Díaz. Momento de la firma de la convención colectiva la negociación.

Logramos que el sindicato, en representación de los trabajadores, participe en el contrato con la entidad que asumirá la atención de la salud. Eso nos permitirá modificar temas tan sensibles como las cuotas moderadoras, los copagos, el mismo costo del plan de salud. Pero mientras se contrata con la nueva entidad, vamos a modificar la estructura del servicio actual con Coomeva para mejorarlo. También se acordó establecer dos centros de rehabilitación en el norte y sur de La Guajira, que servirán no sólo para atender a los trabajadores vinculados sino también a los contratistas y la comunidad en general.

 

 

En el tema transporte logramos que se cambiara totalmente la flota de buses que movilizan los trabajadores desde sus residencias hasta el área de la mina. La nueva flota brindará mejores condiciones de seguridad y confort.

En educación, se ampliaron las escalas de beneficios para la educación secundaria y universitaria de los hijos de los trabajadores. Hay 7 escalas nuevas, adicionales a las 8 que había; y la mitad establece subsidios del 100% en el valor de la matrícula. La escala menor reconoce un subsidio por el 70%.

En vivienda, se redujeron los intereses mensuales que pagan los trabajadores por los créditos, tanto para los vigentes como para los futuros.
En el tema ambiental, que es muy sensible, quedaron establecidos unos criterios generales para su protección y la responsabilidad social de la compañía, en especial para preservar un cuerpo vital para la comunidad como es el río Ranchería. Ahí toca estar vigilantes para que en el plan de expansión que tiene El Cerrejón las decisiones nos se tomen en contra del medio ambiente de los habitantes de La Guajira.


34 días de huelga implicaron gran esfuerzo para los trabajadores y sus familias. ¿Cómo evalúa el papel que los trabajadores de base jugaron en este conflicto?

Hay que recordar que el 97% de ellos votaron la huelga y nos entregaron esa herramienta a la dirección del sindicato. Y en ese sentido debo resaltar el sacrificio máximo que todos hicieron desde el primer día de la huelga. Se generó una férrea unidad de los trabajadores y una solidaridad total de las organizaciones sindicales del país e internacionales, y de la comunidad de La Guajira. Eso ayudó a fortalecer el movimiento.

 

 


¿Cuál fue el apoyo específico que recibieron de la población?

Hubo dos marchas grandes, una convocada por Sintracarbón y otra espontánea de las organizaciones sindicales y sociales. Poner en Riohacha a más de 8 mil personas marchando por la calle fue un hecho histórico. También el 21 de febrero la comunidad salió a bloquear las vías interdepartamentales para apoyar nuestra lucha y exigirle al Cerrejón una salida negociada del conflicto. Esa unidad entre trabajadores y comunidad fue relevante e importante para el resultado final.

¿Cómo califica el papel de intermediación del Ministerio de Trabajo en la solución del conflicto?

La importancia de El Cerrejón como empresa y de Sintracarbón como sindicato, empujó al Gobierno a intervenir, y eso fue fundamental. Hay que reconocer sobre todo el esfuerzo personal e institucional del Viceministro José Noé Ríos, quien siempre puso todo de su parte para buscar el acuerdo entre las partes.

El personal administrativo no sindicalizado, ¿qué papel jugo?

Tuvieron una reacción en contra de la huelga y los trabajadores sindicalizados, a través de comunicados en las redes sociales. Actuaron del lado de la empresa, y creo que se equivocaron, creo que eso amerita una reflexión porque al final del camino todos somos trabajadores y en ese sentido estamos en el mismo espacio. No había razón para la confrontación verbal o escrita. Sintracarbón fue respetuoso con quienes se opusieron a la huelga, nunca caímos en la confrontación y el insulto, buscamos siempre el acuerdo.

El cerrejón tiene 7 mil trabajadores tercerizados a través de empresas contratistas, y en el pliego se pedía la vinculación directa de esos compañeros. ¿Ese punto en qué quedó?

Le exigimos a la empresa cambio en la política de contratación, con trabajo decente y vida digna para los compañeros tercerizados. El avance no fue el esperado, pero como sindicato dejamos claro que eso hay revisarlo. El plan de ampliación de la producción en el Cerrejón por ahora esta aplazado, pero la empresa planteó la posibilidad de que cuando se reactive procederá a vincular directamente a los tericerizados. De darse eso, sería parte del avance logrado en este proceso.

Cómo es negociar en un entorno de presión tan alto: los trabajadores sin ingresos, la empresa perdiendo plata por el carbón que deja de exportar, el gobierno en las mismas por las regalías que deja de percibir, el problema social en las poblaciones vecinas que viven de la producción del Cerrejón. Además hubo amenazas contra varios de los dirigentes de Sintracarbón, entre ellos usted. En fin, ¿cómo es negociar con esas presiones?

No es fácil enfrentar a 3 multinacionales en medio de todas esas presiones que usted dice. Pero tuvimos siempre la certeza de actuar con seriedad, honestidad y respeto por la contraparte, defendiendo unas exigencias reales y justas de los trabajadores. Eso nos daba la tranquilidad y la fortaleza para sortear la presión. Además la unidad de la comisión negociadora, y el respaldo de los trabajadores y la comunidad nos permitió salir adelante.

¿Cuál fue el momento más difícil, angustioso?

Fue el momento en que se dio la mediación del gobierno y la vimos como la posibilidad de solucionar el conflicto, pero contrario a eso la empresa mostró una actitud arrogante, dio un ultimátum de 5 días para lograr el acuerdo, o si no llevarlo a Tribunal de Arbitramento. Fue un momento muy tensionante.

La manera como Sintracarbón manejó las comunicaciones, informando permanentemente y utilizando todos los recursos: boletines, ruedas de prensa, Twitter, facebook, vía teléfonos celulares y correos electrónicos. Resultado de eso fue el equilibrado y amplio cubrimiento que la prensa le dio al conflicto. ¿Algún comentario al respecto?

En la evaluación que hemos hecho destacamos como un acierto el tema de las comunicaciones. Lo debemos en parte al acompañamiento de la Escuela Nacional Sindical y al trabajo profesional y efectivo de los expertos que designó para que nos ayudaran en materia comunicativa, y eso lo agradecemos profundamente.

Finalmente, ¿qué lección cree que le deja esta huelga al sindicalismo colombiano?

La lección es que siempre hay que ser positivos y abiertos al diálogo permanente para la solución de los conflictos. El sindicalismo no puede estigmatizarse solamente como generador de conflictos y huelgas. La huelga es un instrumento legal que utilizamos y no está aislado de la lucha de los trabajadores, pero consideramos que para subsanar un conflicto siempre debe darse la oportunidad de buscar un acuerdo.

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