Los noticieros y la información: primero Pastrana y ahora Uribe

Los noticieros y la información: primero Pastrana y ahora Uribe

 

Camilo Naranjo
Rebelión
5 de mayo del 2003

El Estado de Conmoción Interior de Uribe propone una normatividad frente a la información, pues impide que la radio y la televisión difundan información que al gobierno le parezca “delicada”, tal vez por eso, la guerra desapareció de los informativos y sólo vemos ahora un monólogo guerrerista que sube el tono luego de la masacre de su tío en Irak. Si comparamos con la era Pastrana, teniendo en cuenta el contexto de negociaciones con la guerrilla, existía más información sobre la guerra, y aunque tendenciosa -hay que decirlo- era un poco más equilibrada en cuanto a fuentes, en este momento reina el unísono. La aparición de Fernando Londoño, el Ministro ogro, en varios medios hace algunas semanas diciendo que los noticieros ya no se regocijan con las imágenes de los bandidos cometiendo fechorías (como sucedía en el gobierno Pastrana) pues el ejército los tiene arrinconados, me hace pensar en el cambio de Estrategia Narrativa y la visibilidad de la guerra en los noticieros de televisión durante los últimos años.

En la era Pastrana la guerrilla tenía más visibilidad, es cierto, pero también se dedicaba gran parte al desprestigio de la misma, con dramatizaciones de los hechos que no permitían que el espectador entendiera la dinámica y la lógica con las cuales se desarrolla la guerra, sin embargo se daba la palabra a los jefes guerrilleros y podían exponer sus argumentos, aunque algunas veces con el matiz irónico y hasta ridiculizante de la edición. Tuvieron más presencia las Farc que el Eln, pareciendo que hasta en eso el tratamiento fue diferencial, mientras con los primeros se desarrolló un proceso de negociaciones y una serie de audiencias públicas, los segundos sólo mojaban pantalla cuando el gobierno insistía en la voluntad de dialogar, cuando en la práctica era incoherente. También tuvieron gran visibilidad los paramilitares, es durante este gobierno que adquirieron a través de su ícono Carlos Castaño, la mayor presencia mediática de la historia del país, desde publicitadas entrevistas, hasta lecturas de comunicados e informes de su accionar militar. En la era de Uribe, se eliminó la oposición, quien no está con el gobierno es terrorista, la mano dura es lo mejor y todos estamos felices, no hay ninguna declaración de descontento con la política del gobierno, las “buenas noticias” son iniciativa del gobierno o del ejército, mientras aparece en la esquina superior izquierda de las pantallas una bandera de Colombia para que el ciudadano – espectador identifique a los buenos y sea patriota. Pero lo que más irrita es la conversión del Presidente en una Pop Star, de bella sonrisa, amable e inteligente, con mano de hierro para la subversión, con respuesta para todo y trabajador infalible.

No informan los noticieros sobre los abusos de la fuerza pública en las zonas de rehabilitación y consolidación, sobre el papel del estado como debilitador del papel de instituciones civiles como Las Cortes Constitucionales, la Defensoría del Pueblo y las personerías municipales, sobre la ausencia de una estrategia para combatir a los paramilitares, sobre la dinámica del gobierno para arrastrar la población civil a la guerra, sobre el papel del Fondo Monetario y las políticas económicas que implementa el gobierno, no se hacen discusiones sobre los grandes asuntos del país -como el referendo- en espacios de gran audiencia, se ocultan las reacciones de centenares de organismos nacionales e internacionales que critican los nexos de los paramilitares y el Gobierno. Vivimos en una sociedad en guerra, en esas condiciones la primera víctima es la verdad, la información es estratégica para la gobernabilidad y así lo ha entendido Uribe, ganar la guerra en los medios fue el rol que jugó el gobierno de Pastrana, el de Uribe juega más allá, ha fabricado un apoyo popular mediático, en un país virtual donde todo está bien.

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