PARAINSTITUCIONALIZACION: EL CASO DEL DEPARTAMENTO ADMINISTRATIVO DE SEGURIDAD – D.A.S.

La institucionalización del paramilitarismo no es ocultable. No todo es posible de controlar, por más seguridad que finja de democrática. Los escándalos continúan salpicando al actual gobierno dejando entrever la dinámica de paramilitarización del Estado o mejor la nueva fase de lo paramilitar como asunción en el Estado central, pues las estrategias militares que se desarrollaron local y regionalmente en el país les posibilitaron no simplemente proteger los intereses políticos y económicos de otros. Además, bajo esa estrategia militar amparada en el Estado, lograron ejercer prácticas hegemónicas, políticas y económicas articuladas a los planes de privatización y globalización del mercado que hoy se consolidan desde el poder político central.

 

 

Se trata de una nueva fase del paramilitarismo como asunción en el poder, en consonancia con una sensibilidad consentida que refrenda el uso privado de la fuerza y la impunidad de sus crímenes bajo el valor de la paz. No se trata ahora sola de una estrategia militar sino también de copamiento de escenarios sociales, políticos, económicos, mediáticos que construyen un escenario de consentimiento construido en estos años con mediaciones efectivistas de los medios electrónicos – televisión, radio- bajo los cuales se cree que hay democracia aunque esta sea sustentada en un ESTADO DE HECHO.

La estrategia paramilitar como estrategia de Estado era subordinada a este. La dinámica de institucionalización del paramilitarismo, bajo el esquema desarme, desmovilización, reingeniería con la paramilitarización de la sociedad / redes de cooperantes, redes de seguridad, asociaciones cooperativas de seguridad/ se complementa con la asunción en el poder institucional de las lógicas paramilitares.

En lo militar evidentemente se ha cambiado militarización de la cotidianidad, desmovilización, desarme como reingeniería de los mecanismos de control territorial – propiedades, sentidos de pertenencia, tierras, modos de producción y fines- y el desarrollo de nuevas técnicas de represión, ampliación de la presencia militar en las regiones estratégicas para el mercado, conformación de asociaciones y cooperativas de seguridad y de agroindustria, dinámicas de judicialización de lo disímil y opuesto, combinación de mecanismo encubiertos militares bajo nuevos nombres Frente Social por la Paz o consumación directa de crímenes.

En lo socio económico ampliación de la dinámica de privatización, control territorial, flexibilización de leyes colectivas, leyes ambientales, la apropiación de tierras y la configuración de nuevas relaciones sociales y de producción gamonal. En lo socio político la legitimación de franjas de la población del sujeto colectivo como sujeto de deberes, de producción y de consumo en la nueva fase del comercio internacional bajo la idea de Estado Comunitario.

No solo se trata de una actuación omisiva o del impulso institucional de lo paramilitar, se trata de la asunción de lo paramilitar en las entrañas de órganos estratégicos del gobierno. El escenario mediático permite comprender porque el uso discrecional y preferencial de los mass media para dar respuesta ante los repudiables y aberrantes hechos, al tiempo del porque de la inicial complicidad de amplias franjas de población con lo que sucede.

Desde octubre pasado el Departamento Administrativo de Seguridad, DAS, organismos de seguridad dependiente de modo directo del Presidente de Colombia se ha visto envuelto en una serie de denuncias del periódico El Tiempo y posteriormente a través del Nuevo Herald y de las Revistas Semana, Cambio y el diario El Espectador. Las informaciones de los medios impresos, corroborados, en muchos casos, muestran la llamada “infiltración” paramilitar en el DAS, que preferimos llamar una faceta de la institucionalización de lo paramilitar. En el caso del DAS es claro que las políticas institucionales han pretendido borrar y destruir archivos de información de traficantes de drogas vinculados con la estrategia paramilitar, se ha usado de la institucionalidad para afectar resultados electorales a favor de Uribe en la pasada contienda por la Presidencia, y el aparato de seguridad se ha convertido en mecanismo de ejecución de operaciones abiertas en la consumación de crímenes de lideres sociales, sindicales e intelectuales en la costa norte, como la de ALFREDO CORREA ANDREIS.

A este hecho se suma el conocimiento publico de la recepción de recursos de reconocidos paramilitares a la pasada campaña del elegido Presidente Uribe, como lo sostuvo Rafael García, ex director de informática del DAS, que en las elecciones municipales de 2003, Jorge Noguera fue hasta donde Jorge 40 a pedir apoyo para el candidato a la Gobernación del Magdalena, José Fernández. García agregó que a esa reunión asistió el general (r) Rito Alejo del Río. Además de la parainstitucionalización, aplicación de la política publica y sus instituciones a favor de los paramilitares como la entrega de tierras a estos a través el Instituto Colombiano de Desarrollo Rural, Incoder, la creación de nuevas formas de protección paramilitar a través de la Superintendencia de Seguridad, y el uso de los recursos públicos para el fomento agroindustrial y ganadero a través de Finagro a traficantes de drogas y paramilitares.

En medio del espejismo de la pacificación generado por la desmovilización de 32 mil “civiles” armados de la estrategia paramilitar, que entregaron cerca de 22 mil hectáreas de tierra, de 4 millones que se calcula se han posesionado ilegalmente, día a día cada testigo corrobora que no se trata de una simple infiltración sino la asunción de la lógica parainstitucional en los distintos campos del poder político, que se suma a la existente en el poder legislativo, a la impunidad bajo la ley 975, mal llamada de “justicia y paz”, la ley forestal, la nueva ley de tierras, la ley de aguas, la promoción de alianzas estratégicas en la palma, el caucho y el control sobre la coca factores estratégicos en el marcado mundial.

Lo que antes era una estrategia en el plano militar es parte de una lógica de configuración del Estado y del papel de la sociedad en el que los medios electrónicos preferiblemente se convierten en los mediadores que producen el consentimiento social. Por estas razones se huye desde el poder hegemónico a dar respuesta a los medios impresos. La palabra fija es analizable, es permeable a la relectura, a los entre textos, a percibir lo que se oculta detrás de los visible, de lo aparente. Lo que se ve, lo que se oye es fugaz, genera primeras impresiones, impacto, sensaciones, sensibilidades, escenario teatral del engaño, de la seducción, de los artilugios, de las puestas en escena, de hacer creíble la mentira.

En este escenario mediático se oculta la nueva fase de Estado en construcción como Estado de Hecho, se apela a los valores de la patria, por ejemplo. En lo que se oye y en lo que se ve -imagen- se construye un espacio de legitimación de lo paraestatal, el crimen y las estructuras criminales se convierten en sujetos políticos, en actores de poder en el que se cree, quien representa los valores de la democracia y de la patria construye la defensa institucional desde si mismo. La estratagema es discursiva y es simbólica usando de diversas técnicas de construcción del consentimiento solamente en la radio y en la televisión

Técnica de Defensa negar las imputaciones sin sustentar razones que controviertan las evidencias de la responsabilidad presidencial.

Técnica de Omisión obviar el problema o los cuestionamientos usando de las mismas palabras por las que se es acusado para mostrar resultados a favor.

Técnica de transferencia poner en otros la responsabilidad de lo sucedido.

Técnica de deslegitimación del denunciante. Colocar a quien acusa como un sujeto sin derecho a hablar o dejando dudas sobre su veracidad porque es delincuente quien lo pronuncia.

Técnica de la ofensiva. Acusar al otro haciéndolo responsable de las graves consecuencias económicas para el país por las falsas acusaciones.

Técnica de la Victimización. Lo que hoy se conoce es muestra de la libertad de prensa y de la actitud que siempre ha sido la transparencia para ser investigados y sancionados

La nueva fase del Estado de HECHO se encarna en un sujeto INMACULADO, SIN TACHA NI PECADO, sobre lo cual no existe duda y nunca será investigado, salvo alguno que tendrá que ser sacrificado. No debe dar respuesta a lo concreto de sus responsabilidades por que es un sujeto extraordinario, divino. Si se constata su pecado el futuro de la sociedad feliz queda postergado para un tiempo indefinido que será aprovechado por los “terroristas”, se impedirá “el crecimiento de la economía” y la consolidación de la paz. El Estado es ESTADO COMUNITARIO asunción del poder privado de la fuerza, el poder sobre el Territorio, el poder en el que en ficción todos participan. Mientras más dominados estamos, más libres somos, sometidos a la pacificación parainstitucional somos democracia, seguridad democrática, progreso y crecimiento. La institucionalización del paramilitarismo no es ocultable pero si legitimable. El nuevo mecanismo de la impunidad es el consentimiento. Es el crimen perfecto de Estado. El crimen del cuerpo, el crimen territorial, el crimen de la verdad, el crimen de la justicia. La institucionalización del paramilitarismo no es ocultable si legitimable pues su Estado no es el DERECHO es el ESTADO DE HECHO.

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