Pensamientos de las mujeres Kankuamas, reconocidos a nivel nacional.

Pensamientos de las mujeres Kankuamas, reconocidos a nivel nacional.

Las Mochilas del Pueblo Kankuamo, se ganaron una de las dos Marcas Colectivas de Colombia por parte de la Superintendencia de Industria y Comercio, lo cual representa un reconocimiento y compromiso del Estado Colombiano para su protección, como una artesanía emblemática de la nación.

 

 

Este es un reconocimiento del proceso de fortalecimiento Cultural del pueblo Kamkuamo, que atraves de Mochilas, hecha a mano y coraje por cientos de mujeres Kankuamas, entretejen la fibra del fique (maguey), matizado de diversos colores extraido del corazón de la flora de la Sierra Nevada; en cuyo proceso intervienen la gran mayoría de los miembros de la familia.

La elaboración de las mochilas, ejercicio tan propio como las piedras que sirvieron de murallas para defenderse del conquistador pasado, por allá en 1989 la Sociológa Atanquera, Omaira Mendiola*, recreó esta cotidianidad “por las mañanas muy temprano o en horas de la tarde, cuando ya ha caído el sol, las calles del poblado de Atánquez, son circundadas por largos tendidos de hijos de colores que el transeúnte debe esquivar… y con los movimientos de ir y venir de los que manipulan los hilos, simulan una danza con el fondo musical que produce el accionar de la Carrumba”; este aporte de Vida y construcción permanente se disfruta aún en las 12 comunidades del hoy Resguardo Kankuamo, lo cual es un elemento vital para cimentar la cultura propia de un pueblo que clama Justicia, desde lo propio y con lo propio.

Dicho realce, lo destaca nada menos que Artesanías de Colombia en su informe de logros y metas entre el 2002 y 2010, entidad que en el último cuatrienio logró obtener la primera denominación de origen en el mundo para productos artesanales en el oficio de Cestería en Rollo de Guacamayas y las dos primeras marcas colectivas del país para la Cerámica Negra de la Chamba y las Mochilas del Pueblo Kankuamo.

 

!Aporte Cultural de un Pueblo!

 

Si se pudiera deshilar cada puntada de una mochila Kankuama, nos contarían lo que sueña y vive cada mujer indígena al entretejer puntada tras puntada.

En la Sierra Nevada (mal llamada de Santa Marta, porque es una mole que hace parte de tres departamentos, entre ellos el Cesar), las mujeres por siempre han tejido sus emociones y el cúmulo de vivencias y tradiciones que no son reveladas al público, muchas recogidas en las rondas de visita a las casas de comadres y familiares, después de poner el desayuno para la familia, bajo el cuido del fuego y el agua, ó cuando cae el inclemente sol; otras, se nutren en las madrugadas frías bajo el manto de dos fuegos.

Las mujeres Kankuamas, y muchos hombres, quienes por efecto de la violencia y el desempleo asumieron el rol de tejedores, ahoran también tejen mochilas de lana; antes sólo tejían mochilas de fique (fibra extraída de la penca del maguey), con fina textura, diversas puntadas y tintes naturales. La mochila de fique Kankuama es una apuesta de este pueblo como reafirmación de su cultura, ya que su proceso de elaboración es muy costoso, contrapunteando con la demanda y el proceso costo-beneficio de las mochilas de lana.

Tejer una mochila, ese legado de tejer el pensamiento y entregarlo para su protección y guía al esposo, compañero, hijo, hija, madre, amigo o compadre, se debilita cada día más por el consumismo y la demanda; poco a poco el pensamiento se va diluyendo, del complemento cultural se abrió paso desde el siglo pasado a un mercado de consumo, primero como un elemento exótico (por la misma concepción cultural pocos podían acceder a ellos), y luego, como un accesorio útil en la vida diaria. Ahora, también se hacen mochilas por encargo, para la temporada, y hasta por necesidad.

Para aquellos que caerán bajo el ‘embrujo’ del elemento artesanal, les compartimos algunos secretos autorizados por varias tejedoras, para que sea un complemento integral a la hora de usarlas, porque en su mayoría (a excepción de las industriales y algunas de fique de la región de La Junta, que ya imitan hasta sus dibujos), en los cuatros pueblos de la Sierra Nevada: Koguis, Wiwas, Arhuacos y Kankuamos; Wayúu de La Guajira, Yukpas del Perijá y Chimilas del Magdalena, la mochila es Vida y Pensamiento.

PARA TENER EN CUENTA:

Las reconocidas mochilas ‘Arhuacas’ no son tejidas solamente por mujeres de dicho pueblo, las tejedoras Kankuamas aportan un porcentaje significativo a la demanda. Elaboradas con lana de ovejo, con una gama de colores naturales propios de este noble animal (negro, blanco, gris, marrón…), otras, combinadas con colores sintéticos y, hasta algodón. Relativamente, son de gasa corta (tira colgante), para que al terciársela (cruzársela), por seguridad y apego no se le brinde oportunidad a un extraño de ‘meter’ la mano, entre otras razones, porque la mochila también simboliza a la mujer y su intimidad.

Por su parte, los pueblos Wiwas y Koguis aportan un porcentaje menor con mochilas de fique, su particularidad especial es que su fondo es de color natural con listas de color mola (gama de marrones), y algunas con dibujos; mientras que las de algodón y lana son totalmente blancas. Estos pueblos no comercializan sus mochilas, las pocas que se obtienen son producto del intercambio (trueques) de productos y elementos.

Los Yukpas, asentados en la Serranía del Perijá, elaboran sus mochilas con algodón y lana sintética, de fondo blanco con listas de colores, casi siempre verde y rojo. No comercializan, las que se obtienen han sido intercambiadas luego de un reconocimiento pleno de confianza y amistad. Parecida significancia conservan los Ette Ennaka o Chimilas, con mochilas de fique y algodón cuyo remanente pervive en el Magdalena (San Ángel y Santa Marta); y en el departamento del Cesar en los municipios de El Copey, Bosconia, Chiriguaná y Valledupar (corregimientos de Mariangola, Aguas Blancas, Caracolí, Los Venados).

De igual manera, y con mayor fuerza en los últimos años, desde La Guajira, las mujeres Wayúu entretejen sus sueños y reafirman los principios de sus clanes en sus coloridas mochilas. Existen para todos los gustos: colores, tamaños, acabados y textura, elaboradas 100% de la hilaza y/o lana sintética en la técnica del crochet.

La mayor parte de los Pueblos indígenas de Colombia, tejen mochilas o jigras, o si no canastos, cada pueblo le llama de acuerdo a su cultura.

Con puntadas como estas, esperamos que a la hora de adquirir una mochila no piense sólo en el valor comercial; huélala, siéntala, acaríciela con respeto, busque sus rostros y rastros para ver si obtiene el privilegio de sentir la magia y energía de sus pensamientos de Vida.

Para los Pueblos Indígenas de Colombia, el tejer es parte de su ser, porque la vida es un tejido permanente en movimiento de vida, las mochilas simbolizan el vientre que guarda lo más intimo, la construcción permanente de la mujer y la autoridad del hombre, sin duda alguna, el omplemento integral entre el hombre y la mujer.

Déjese enmochilar, adquiera mochilas propias, haga parte de un verdadero intercambio cultural con los Pueblos Indígenas. de Colombia.
*. (revista Perijá, 1989, No. 17).

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