Tejiendo la vida,… construyendo alternativas

“…es una escuela sin aulas y en donde los maestros son los que saben sembrar, cuidar y cosechar en comunidad…
la próxima sesión de la universidad campesina ha de ser sobre energía alternativa”
“… la propuesta es el trabajo colectivo, en donde todos contribuimos”

Una de esos espacios creados para la reflexión y la formación es la Universidad Campesina que La
Comunidad describe como “un recorrido interesante el que hemos hecho, donde nuestros principios por la
vida, por la no impunidad, por un mundo diferente los seguimos reafirmando y con ganas de intentar vivirlos
diariamente. Por ello la Universidad Campesina sigue sin aulas desde las comunidades, con facilitadores, en
un diálogo de saberes y donde accede cualquier miembro de las comunidades con el único requisito de su
compromiso comunitario y opción por un mundo alternativo” [[Ver: http://cdpsanjose.org/?q=node/16]]

.

Eduard hablaba con mucho entusiasmo de la Universidad, y es que se veían los resultados.
El intercambio de saberes entre las personas que participaban,
cada una con experiencias de vida duras muchas y
maravillosas otras, así como con deseo imparable de
trasmitirlas, hacen del encuentro de abril del 2011 una sesión
especial, no solo porque recordamos que fue la última en la
que él estuvo facilitando y coordinando, sino porque adicional
a la abundante cosecha de saberes y sabidurías con que allí nos
deleitamos, se dio origen a nuevos procesos de organización
alrededor de la soberanía alimentaria.

Por ejemplo Lucía, integrante de un consejo comunitario en el pacífico, invitada que apenas iniciaba su
formación para la organización, solo tuvo con esta sesión animada por Eduard y la Comunidad, para emprender una huerta colectiva en su territorio; la misma que a lo largo de un año ha sido el escenario
fértil, para la reflexión y la reconstrucción del tejido social roto y desangrado por años de guerra en el
lugar. A partir de esta siembra y la cosecha de alimentos, el cuidado e intercambio de las semillas criollas,
así como el debate en torno al territorio, la soberanía alimentaria, los derechos étnico territoriales, se han
iniciado más de una decena de huertos colectivos en una red que involucra ahora a otras veredas.

Sembrar para la esperanza, algo casi imposible de imaginar, en
contextos de guerra y violación de derechos humanos como los que
enfrentan estas comunidades, ha sido uno de los dulces frutos de la
Universidad Campesina. El temario? De él hacen parte recorridos que
van desde la memoria hasta los sueños de la organización, las
dificultades y retos que se han enfrentado, las propuestas de
soberanía alimentaria en gestación y aquellas ya maduras, los
procedimientos para el mejor hacer en donde se discute sobre cómo
lograr un trapiche productivo para la colectividad, procesar y deshidratar la fruta para su conservación,
seleccionar, cuidar e intercambiar las mejores semillas, producir sin agroquímicos y abonar
orgánicamente hasta la reflexión sobre el entramado mundial del que se descuelgan las políticas y leyes
de despojo y privatización de las semillas, de la vida y el territorio.

Es una escuela de vida, así como Eduard vivió y compartió la suya. “Repicando y andando en la posesión”,
haciendo parte del trabajo colectivo, desatando el ánimo para continuar y repartiendo fortaleza en los
peores momentos de represión, haciendo profundas reflexiones sociales y jurídicas sobre la lucha contra
la impunidad y la búsqueda de la verdad y la justicia y buscando alternativas productivas para la vida
colectiva y de armonía con el medio ambiente.

Él, como La Comunidad, también tuvo que enfrentar la más dura persecución del estado por sus ideas y
su trabajo; fue incluido como objetivo de la inteligencia ilegal de organismos de seguridad como se
comprobara después en los archivos de inteligencia del DAS, que se desarrolló para “neutralizar y
restringir el accionar de sus blancos” [[Ver: http://www.colectivodeabogados.org/Seguimientos-ilegales-DAS]]

A su familia, a la Comunidad de Paz de San José de Apartadó y a sus amigos, todo el reconocimiento por
haber sembrado y cultivado a Eduard: semilla de libertad y dignidad que se dispersa en innumerables
huertos de la esperanza.

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