Publicado originalmente en: https://www.elespectador.com/judicial/segovia-se-despidio-del-lider-minero-jaime-mongo-gallego-asesinado-por-grupos-armados-en-vegachi-antioquia-noticias-hoy/
Según las autoridades, el sonido de varios disparos en la madrugada del 9 de marzo los alertaron para encontrar su cuerpo. El asesinato de Jaime Gallego, quien dejó un legado por la lucha de los derechos de los mineros ancestrales, es el número 33 en la lista de líderes sociales asesinados este año.
“Descansa en paz, querido Jaime. Tu legado de amor y risas permanecerá siempre en nuestros corazones. Tu espíritu libre y aventurero siempre será recordado”. Este es uno de los mensajes que se leen en el funeral de Jaime Gallego, líder minero y defensor de derechos humanos asesinado en la madrugada del domingo 9 de marzo.
Dos días después, en el coliseo de Segovia (Antioquia), cientos de mineros, campesinos y trabajadores del común se reunieron para darle un último adiós al hombre que luchó por sus derechos, y se mantuvo firme en impedir que grupos armados permearan la causa de la minería tradicional, aun a costa de su vida.
Jaime Alonso Gallego Gómez era oriundo de Segovia, un municipio minero de la subregión del nordeste antioqueño donde transcurrió sus 57 años de vida. Nació el 26 de enero de 1968 en el corazón de una familia campesina de cinco hermanos. Su madre era Sonia Gómez y su padre Dagoberto Gallego, conocido también como el viejo Mongo, y quien dio a su hijo Jaime el apodo por el que todos los mineros y segovianos lo conocieron: Mongo Gallego.
Desde los 12 años, trabajó limpiando carros y realizando mandados para los empleados de la Frontino Gold Mines, una empresa minera fundada por ingleses. En 1976, la compañía se declaró en quiebra y fue entregada a los mineros como forma de saldar la deuda que tenían con ellos. Sin embargo, el Estado dilató el proceso de entrega a los mineros hasta 2004, cuando la Frontino Gold Mines fue líquida para pagar las deudas y pensiones de 1.300 mineros, entre los que se encontraba Jaime Gallego.
En medio del limbo por la liquidación de la empresa, varios mineros y líderes comenzaron a denunciar que por medio de la Superintendencia de sociedades, el Estado le daba contratos a grupos paramilitares para que explotaran las minas de la empresa Frontino, logrando expandir su control territorial en la zona. Algunas voces que denunciaban estas injusticias fueron calladas, mientras que otros tuvieron que desplazarse por las amenazas. Una realidad que sigue actualmente y que tocó a la puerta de Mongo.
La mañana del lunes 3 de marzo, miembros del Clan del Golfo llegaron a la casa de Gallego con un mensaje directo: tenía que verse con ellos en Vegachí (Antioquia) ese día para hablar. Luego, mencionaron los nombres, horarios, direcciones de su esposa, sus hijos y su nieta, aludiendo a que también podían ir por ellos si se negaba a asistir.
Acompañado por su escolta, Didier Edison Berrío Pérez, Jaime partió temprano de Segovia en el vehículo asignado por su esquema de protección de la Unidad Nacional de Protección (UNP), con destino a Vegachí. Su último contacto fue un mensaje de WhatsApp enviado a las 9:30 a. m., y desde entonces no se volvió a saber nada de ninguno de los dos hasta que el cuerpo de Gallego fue encontrado siete días después.
A 15 metros de la vía nacional que conduce a Vegachí, policías hallaron el cuerpo del líder social abandonado. De acuerdo con las autoridades, a las dos de la mañana del 9 de marzo se escucharon varios disparos y por el ruido algunos uniformados encontraron el lugar.
Estas declaraciones a la familia y conocidos de Gallego les parece sospechosa, al tiempo que piensan en la angustia que tuvo que pasar su ser querido con base a lo que evidenció medicina legal en su cuerpo. Jaime había sido víctima de tortura: sus dedos y costillas rotos eran una muestra de esto. Por otro lado, la historia de su escolta, Didier Berrío, fue completamente diferente.
El joven fue separado de Gallego desde el momento en que los paramilitares los detuvieron en la vía de Vegachí. El líder fue llevado con los grupos a otro lugar, mientras que Berrío fue dejado en el carro. Luego de los siete días de secuestro, el grupo le entrega las llaves del vehículo al escolta, quien condujo hasta la estación de Policía de Yolombó (Antioquia), donde en medio del llanto y el miedo pidió ayuda.
Las autoridades escucharon las versiones de Berrío, y declararon estar haciendo los esfuerzos necesarios para hallar a los responsables. Pero eso no basta para la familia de Jaime y el sector minero del nordeste antioqueño que hoy lloran la muerte de su compañero. Un caso que se registra como el número 33 de los líderes sociales asesinados este año.
El asesinato de Jaime Gallego también es una amenaza para la Mesa Minera Agroambiental del Nordeste Antioqueño, la cual, con su líder asesinado, también se ve obligada a reestructurarse, con un nuevo presidente que asume con temor el cargo, como si fuera casi una condena a muerte.
Jaime Gallego creía que asumir esa labor se hacía solamente por una fuerte convicción en la justicia, en la paz. Por eso en vida impulsó movilizaciones y paros en la última década, exigiendo mejores condiciones para su sector. También denunció en diversas instancias malos tratos por parte las autoridades a los mineros ancestrales.
La última imagen que se tiene de Mongo Gallego es la de su ataúd blanco en el centro del coliseo de Segovia, donde varias personas pasan al escenario y dedican mensajes a su memoria y lucha. El municipio entero se encuentra paralizado con la muerte de unos de sus más importantes líderes. Por ahora, las autoridades le siguen la pista al hecho que, además de dejar en luto al municipio, apaga la vida de otro líder social en el país.
Desde la Mesa Minera Agroambiental del Nordeste Antioqueño anunciaron que no asistirán a el evento público organizado por la Agencia Nacional de Minería y la Gobernación de Antioquia, programo para el viernes 14 de marzo en Yolombó (Antioquia). La actividad es planteada como un lanzamiento más del proceso de preinscripción a la formalización minera, unos de los símbolos de la lucha de Mongo.
Los integrantes de la Mesa señalaron que este encuentro no resuelve las necesidades urgentes del nordeste, como el tema seguridad, y tampoco garantiza un trámite justo para regularizar las labores de campesinos que se dedican a la minería de subsistencia. Asimismo, los mineros consideraron que la realización de este evento resulta ofensiva en un contexto de ineficiencia estatal y ausencia de garantías, evidenciado en hechos devastadores como “el asesinato violento de nuestro compañero y líder Jaime Alonso Gallego”.