TRABAJADORAS Y TRABAJADORES DE LAS FLORES: LOS MAS DAMNIFICADOS POR LAS HELADAS

En la madrugada del día sábado 3 de febrero, setenta trabajadoras y trabajadores debieron ser internados de urgencia en el hospital del municipio de Tenjo, Cundinamarca, Colombia, debido a inhalaciones tóxicas de vapores expedidos por las hogueras prendidas dentro de los invernaderos que, de esa forma, evitan que las fuertes heladas de estos días quemen las flores.

La empresa de Flores Inverpalmas S.A. recibió, como todos los días a los trabajadores/as y les hizo ingresar a desarrollar su labor en medio del humo que expiden las hogueras que se alimentan con leña y residuos de las flores que se han desechado; así los vapores expedidos no solo contienen la quema de tallos y flores sino también la descomposición de los químicos contenidos en ellos.

Esta intoxicación es una consecuencia directa de prácticas inadecuadas en los cultivos para contrarrestar las heladas que este año han alcanzado temperaturas record de hasta menos 9 grados centígrados. El episodio es sólo una muestra de cómo las trabajadoras y trabajadores de las flores han sido los principales afectados del sector, por el fenómeno climático de temperaturas extremas que, según Asocolflores, arruinó 2.992 hectáreas de flores este año.

Ante las pérdidas económicas, el gobierno anunció que le entregará 10.000 millones de pesos a los productores de flores “Con esta ayuda reconoce las condiciones de daño generado al negocio de las flores por las heladas de enero y febrero, dejando de lado la reflexión sobre el daño social y ambiental que este sector ha generado. Si hay un ejercicio de disminución de la vulnerabilidad para los empresarios es aún más urgente que este beneficio se amplíe a las y los trabajadores. Debería garantizarse un apoyo a quienes quedarán sin trabajo por esta misma causa.

Las 111.000 trabajadoras y trabajadores de flores, no sólo cuando se presentan episodios como el de Agrícola Inverpalmas sino en la cotidianidad de su trabajo, están expuestos a altos riesgos ocupacionales: temperaturas extremas, exposición a plaguicidas, posturas incómodas por tiempo prolongado y movimientos repetitivos, que se agravan con condiciones laborales como inestabilidad laboral, largas jornadas y sobrecarga de trabajo, principalmente en la época que precede a San Valentín.

Ellas y ellos no participan de las ganancias, preferencias, incentivos y ayudas que reciben los dueños de las empresas de flores, aunque sí ven peligrar su fuente de trabajo cada vez que sobrevienen las crisis del sector: la revaluación del peso, la sobreoferta y ahora el cambio climático.

Hace cuatro meses, la multinacional DOLE, quien adquirió el 30% de la producción de flores para la exportación en el año 1998, anunció el cierre de dos empresas en Colombia y de toda su producción en Ecuador, argumentando que “La sobreoferta ha tenido como consecuencia la baja en los precios, lo cual ejerce una importante presión sobre los floricultores para que mejoren la rentabilidad”.

Desde este anuncio, alrededor de 1.000 y trabajadoras y trabajadores de C.I. Splendor Flowers, finca El Corzo, han sido conducidos por los dueños de la empresa a acogerse a planes de retiro voluntario. Hoy en día 300 de ellos y ellas, la mitad afiliados al sindicato independiente de la empresa Sintrasplendor, siguen en la empresa.

Tanto en el caso de Dole como en el de las heladas, la lógica que prevalece es la de cuidar la rentabilidad, aún sin hacer el examen a la redistribución de la misma dentro del sector. Esta redistribución significa para las comunidades una revisión de los impactos de la floricultura en el medio ambiente. ¿Cuál será su responsabilidad en la escasez de agua presente y futura? Este pasivo ambiental ¿quién lo asume hoy y quién lo asumirá en el futuro? ¿Y los pasivos ambientales generados por suelos infértiles o fuertemente contaminados con plaguicidas y otras sustancias químicas?

Para las trabajadoras y los trabajadores la redistribución de la riqueza generada por la floricultura significa el respeto y reconocimiento de sus derechos laborales y su valioso aporte. Por eso hoy más que nunca, y coincidiendo con la fiesta de San Valentín, diferentes organizaciones locales, nacionales e internacionales, nos preparamos para celebrar el 14 de febrero como Día Internacional de las trabajadoras y trabajadores de las flores, para recordarle al país y al mundo que quienes madrugan a cuidar los cultivos de flores a pesar de las heladas, y que con su esfuerzo hacen posible la rentabilidad del sector “son más importantes que miles de flores juntas.”

Agradecemos la difusión de esta información,

Angélica Chaparro
Corporación Cactus
(57) 3108668237
(571) 2870390 – 2854831
[email protected]
www.cactus.org.co

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