Amnistía Internacional alerta por amenazas contra CPDH

Amnistía Internacional alerta por amenazas contra CPDH

Los miembros de una organización colombiana de derechos humanos que apoya la restitución de tierras y el proceso de paz han recibido una serie de amenazas de muerte telefónicas. Su seguridad peligra.

El 22 de febrero, Diego Martínez, secretario ejecutivo del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos CPDH, recibió en su línea de teléfono fijo en Bogotá, la capital, una llamada en la que le dijeron: “Con gusto tenemos un lote en el cementerio totalmente gratis para Usted”. Al día siguiente, 23 de febrero, un hombre telefoneó a las oficinas del CPDH preguntando por Diego Martínez y, cuando le pidieron que se identificara, dijo: “¿Usted sabe como mueren los sapos? ¡Sapa!”.

El 28 de febrero, Hugo Salazar, a cargo de la protección en el CPDH, recibió una llamada telefónica en la que le llamaron sapo. El CPDH también ha denunciado que Erika Gómez, César Murillo y Nathalia Ruano, integrantes de la organización, han sido vigilados en repetidas ocasiones en Bogotá por individuos no identificados en los últimos meses.

Además, el CPDH ha estado haciendo campaña para conseguir que se escuche a las víctimas de violaciones de derechos humanos y a las organizaciones de derechos humanos en la mesa de negociación que está teniendo lugar en La Habana, donde el gobierno colombiano y el principal grupo guerrillero del país, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), mantienen conversaciones de paz. Durante muchos decenios, el CPDH ha representado en procedimientos judiciales a las víctimas de violaciones de derechos humanos cometidas por las fuerzas de seguridad; entre esos procedimientos se

encuentran algunos relativos a ejecuciones extrajudiciales, como los que se han llevado a cabo recientemente en la región de Sumapaz, departamento de
Cundinamarca. El CPDH representa también a campesinos víctimas de desplazamiento forzado en sus procedimientos judiciales para reclamar una restitución de tierras sostenible, en casos como los de la finca La Europa, en el departamento de Sucre, y la finca Tranquilandia, en el departamento del Magdalena.

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