Continuamos rodeados por la muerte

Queremos dejar constancia nuevamente, ante el país y el mundo, de los
últimos crímenes que nos han afectado:

En la semana* del 11 al 15 de abril de 2011*, se repitieron las llamadas
telefónicas del deseror de las FARC alias “ZAMIR”, ilegalmente domiciliado
en la Brigada XVII desde noviembre de 2008, y del paramilitar ROBINSON
GÓMEZ, protegido también en la misma Brigada desde hace unos días, al menos
a ocho pobladores del caserío de San José, en las cuales eran conminadas a
colaborar con el Ejército en calidad de informantes, si no querían ser
judicializadas o ejecutadas. A dos de estas personas les advirtieron que ya
no tenían salvacion, pues ya estaban condenadas a muerte. Si bien este tipo
de amenazas, de utilización de procedimientos paramilitares y de prácticas
de terror, han sido constantes desde hace muchos años en esta misma Brigada.

Esto confirma la continuidad de prácticas de terrorismo de Estado en un
momento en que el mismo Jefe de Estado difunde versiones falsas en otros
países sobre la vigencia de un Estado de Derecho, y más grave aún, cuando
uno de los actores de estas prácticas de terror, ostenta la distinción de
“Gestor de Paz” que el ex Presidente Uribe le otorgó.

El *miércoles 13 de abril de 2011*, a las 10:00 horas, cuando uno de los
líderes de la Comunidad de Paz, llegó al puerto de Frasquillo, sobre la
represa de Urrá, con isumos agricolas para los cultivos de la Comunidad,
miembros del Ejército le impidieron pasar, exigiéndole un permiso especial
de la UMATA y requiriendo de él una serie de datos personales, cuya
exigencia está prohibida por la Corte Constitucional porque constituyen una
forma de empadronamiento ilegal. Al ser contactada por teléfono la Defensora
Regional del Pueblo de Urabá,, aprobó que los militares exigieran los datos
que la Corte Constitucional prohibe requerir.

El *viernes 15 de abril de 2011**,* hacia las 18 horas, tres hombres armados
llegaron a la casa de ALCIDES SUCERQUIA TUBERQUIA, de 39 años, ubicada en el caserío de San José a muy pocos metros del puesto de Policía, y mientras
hablaba por teléfono le dispararon en la cabeza causándole la muerte en
forma inmediata. Algunas personas vecinas creen que los victimarios eran
integrantes de las FARC, pero aún no hay claridad sobre la autoría del
crimen. La Comunidad, a petición de su familia, recogió el cadáver y le hizo
la velación y el entierro en su asentamiento de San Josesito. Los miembros
de la Policía presentes en el caserío de San José en ese momento, se
mostraron indiferentes y se negaron a prestar cualquier colaboración para
recoger el cadáver o facilitar las diligencias legales. Una funeraria, a
petición de la Defensoría del Pueblo, trasladó el cuerpo a Apartadó para un
irregular levantamiento y le cobró una gruesa suma de dinero a la Comunidad
para entregar luego el cadáver. Alcides dejó cuatro niños pequeños de seis y
cuatro años los mayores, y dos gemelos de ocho meses.

El *lunes 18 de abril de 2011*, a las 14:00 horas, el Ejército se enfrentó
con un grupo de guerilla, dejando en medio del cruce de fuego a seis
integrantes de nuestra Comunidad de Paz del asentamiento de Mulatos, quienes
en ese momento trabajaban en una de las parcelas de cultivo de la Comunidad.
Ellos lograron correr y salir con vida del cruce de fuegos. Una vez
terminado el enfrentamiento, los militares detuvieron arbitrariamente a
cuatro campesinos que viven en cercanías de la Comunidad y los tuvieron
privados de su libertad durante tres horas; les dijeron que eran
guerrilleros y afirmaron que la Comunidad de Paz posee cultivos de coca.
Cuando los detenidos respondieron que ellos sabían que eso era falso, pues
la Comunidad expulsa quienes participan en el cultivo de coca, los militares
insistieron en que la Comunidad de Paz es cultivadora de coca y guerrillera;
les prohibieron, además, que contaran lo ocurrido a miembros de la
Comunidad, pues si eso ocurría, se tendrían que arrepentir.

Frente a este nuevo cerco de muerte que nos tienden, nuestra Comunidad
reitera su decisión de mantenerse en su proyecto de Vida, de Justicia, de
Paz y de Solidaridad y de no retroceder ante las amenazas que buscan
conminarnos a abandonar nuestro camino.

Nuevamente invocamos la solidaridad de quienes nos conocen y saben que
trabajamos por un mundo diferente, alternativo al mundo de injusticia y
violencia que se nos quiere imponer sin resquiscios de alternativa alguna.

Comunidad de Paz de San José de Apartadó

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