La búsqueda por casi 30 años de Jhon Ricardo Ubaté, desaparecido en Cali, aún no termina; su familia espera verdad y justicia

La búsqueda por casi 30 años de Jhon Ricardo Ubaté, desaparecido en Cali, aún no termina; su familia espera verdad y justicia

Por María Isabel Ortiz Fonnegra/El Tiempo

“Ayer soñé con mi hermano, desde que él no está siempre he deseado una cosa: él lo abrazaba a uno con mucha intensidad, hoy amanecí abrazada de él. Es lo que más extraño”.

Con esas palabras Sandra Ubaté comienza a describir lo que ha significado la desaparición forzada de su hermano, Jhon Ricardo Ubaté Monroy, hace casi tres décadas. A las 10:48 a. m del 19 de mayo de 1995 agentes de la Unidad Antiextorsión y Secuestro (Unase) de la Policía de Cali, Valle del Cauca, se lo llevaron a él y a Gloria Mireya Bogotá, cuando estaban afuera de la Clínica Tequendama.

Desde hace 29 años la familia Ubaté Monroy, oriunda de Bogotá, quedó incompleta, con un dolor suspendido en el tiempo, aferrados a la esperanza de encontrar sus restos mortales. Él era un administrador de empresas, tenía 23 años cuando se lo llevaron, era amoroso, solidario y un defensor de los derechos humanos que trabajaba junto a otros jóvenes en la Comuna 20 de Siloé, en Cali.

“El día que ocurre la desaparición la vida se le rompe a todos los miembros de la familia”, cuenta Sandra, quien vive exiliada por las amenazas que ha recibido durante estas casi tres décadas que lleva buscando a su hermano.

Ella es la mayor, le llevaba a Jhon 9 meses, y desde que desapareció se echó encima la carga de buscarlo, tratando de proteger a sus padres de tener que enfrentarse al mismo Estado que desapareció a su hermano, como lo ha reconocido la Nación ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH). En el camino ella enfrentó todo tipo de amenazas y además vio cómo su familia se fracturaba.

“Mi hermano menor dice que no solo perdió a su hermano (Jhon), sino a sus padres, que se sumergieron en la tristeza. La ausencia de mi hermano llevó a mi papá a ser víctima del alcohol y de las drogas, y a mi mamá de muchas enfermedades, hoy ella tiene, entre otras afecciones, el síndrome de Sjögren: ya no tiene lágrimas, su cuerpo se ha ido secando de tanto llorar”, dice Sandra, y añade que para su hijo también fue muy duro pues tiempo después le contó que él sintió que perdió no solo a su tío sino a una parte de su madre.

Además, para el hijo de Sandra, que para entonces tenía 5 años de edad, todas las amenazas también significaron que “no podía ir al colegio e el mimo horario siempre, no podía ir a fiestas, no podía tener amiguitos para criarse… hoy mi hijo solo tiene un amigo que le conozco de toda su vida, todo esto genera grandes vacíos en su formación como ser humano”.

Reconstruir el delito

Durante casi tres décadas de búsqueda de la verdad los familiares de Jhon Ubaté y Gloria Bogotá han logrado, por sus medios y con la ayuda del Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo (Cajar), reconstruir cada detalle de la desaparición: dónde los cogieron, a qué carro los metieron, a qué unidad policial los llevaron, quiénes lo hicieron y cuál fue el último lugar a donde los tuvieron. Pero aún no saben lo más importante: dónde están.

“Sabemos absolutamente todo menos qué hicieron con ellos”, comenta Sandra, al recordar que antes de la desaparición su familia tuvo una oportunidad de despedirse de Jhon pues en abril, durante Semana Santa, habían ido a visitarlo a Cali, cuando se devolvieron a Bogotá, ella le mandó una carta. “Yo le había escrito una carta, le dediqué la canción ‘Sueño con serpientes’ de Silvio Rodríguez, esa carta le llegó justo en la mañana antes de su desaparición”.

La información sobre su desaparición le llegó a la familia por una llamada anónima, a esa le siguieron muchas, alguien les decía que lo vieron en un lado u otro, indicios ciertos y falsos, todo tipo de informaciones, y de amenazas.

“Yo me fui para Cali, era la década de los 90, estaba muy complicado todo por el tema del narcotráfico. Al principio pasé días sentada en el andén de la clínica con su foto a ver si alguien me decía algo. Poco a poco la gente me fue aportando detalles que sirvieron para la reconstrucción, y después por derecho de petición logré una de las pruebas más importantes: una transcripción del operativo de seguridad que se llevó a cabo ese día al frente de la clínica”, recuerda Sandra, al añadir que el caso de su hermano fue uno de los seis con los cuales se inauguró la unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía General de la Nación. 

Los responsables están libres

Aunque Sandra tuvo que irse de Colombia, nunca dejó de averiguar por el caso, pero sí tuvo que enfrentar amargos momentos como el enterarse de que, pese a claros indicios contra varios exintegrantes de la Unase, ellos fueron absueltos en una audiencia de la que no se notificó a las víctimas y en una decisión de la que solo se dieron unos cuenta vía derecho de petición varios meses después, cuando ya había vencido el tiempo legal para apelarla.

“Fue una trampa jurídica, en aquella época se notificaba por telegrama y el juez tenía que notificarnos, y aunque la notificación aparece como enviada en el expediente, en las oficinas de Telecom el telegrama no aparece, nunca lo enviaron. De la absolución me enteré 4 o 5 meses después, nosotros intentamos interponer recursos pero no hubo manera de que se apelara. Solo hasta el año pasado la Fiscalía pidió a la Corte Suprema de Justicia una revisión para abrir el caso nuevamente”, dijo Sandra.

Por ese motivo, los responsables del crimen, que aún quedan vivos, hoy están libres y a través de redes sociales la familia de Jhon Ubaté se enteró de que uno de ellos recibió una millonaria indemnización del Estado por privación injusta de la libertad, por los días que pasó detenido, en una guarnición militar, mientras era absuelto por este caso.

La esperanza de la familia

“En la búsqueda de seres queridos desaparecidos los familiares hacemos muchas cosas, lógicas e ilógicas, nos guían sueños, amigos, brujos, visitamos cementerios, morgues, fincas, estaciones de policía, pero nada de eso nos ayudó. En una exhumación de 1995 hubo un cuerpo que nos quedó resonando, pero este no fue identificado en ese momento y se le perdió el rastro físico ya que fue llevado a una fosa común”, comentó Sandra, quien dijo que está próxima a realizarse junto a la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas (UBPD) una nueva prospección para intentar recuperar ese cuerpo y cotejarlo para ver si se trata de Jhon Ricardo.

Es por esto que 29 años después de su desaparición, la principal esperanza de la familia Ubaté Monroy es encontrar sus restos.
A esto se suma que están a la espera de un fallo de la Corte IDH ante la cual el 30 de enero de este año el Estado reconoció su responsabilidad por la desaparición de Jhon Ricardo y de Gloria Bogotá, así como por la falta de investigación y judicialización de los responsables.

Ahora está pendiente que el tribunal internacional emita una sentencia y las familias esperan que en esta se le dé al delito de desaparición forzada el mismo peso en la justicia colombiana que el que tiene internacionalmente, y que se incluyan medidas de no repetición.

Colombia busca a más de 111.000 desaparecidos

A propósito de la conmemoración, durante la última semana de mayo, de la Semana Internacional del Detenido Desaparecido, la directora de la UBPD, Luz Janeth Forero, recordó que el último balance de desaparecidos por el conflicto armado en Colombia es de 111.640 personas.

Durante el periodo de la unidad, que fue creada por el acuerdo de paz como un mecanismo de búsqueda extrajudicial, se han recuperado 1.483 cuerpos, de los cuales 1.318 han sido entregados a Medicina Legal para su identificación. 

“De los 1.318 entregados, el Instituto ha realizado el abordaje forense integral de 639 cuerpos, identificando 71 de ellos”, comentó Forero, quien agregó que la investigación de la UBPD también ha permitido encontrar con vida a 21 personas que ya se han podido reencontrar con sus seres queridos.

La directora de la UBPD también puso de presente que la búsqueda en Colombia es compleja por motivos como la magnitud de la desaparición, la geografía difícil, las diversas modalidades y dinámicas de desaparición, la poca capacidad forense e investigativa y la continuidad del conflicto armado.

Pese a esto, destacó que el 2 de mayo se instaló el Sistema Nacional de Búsqueda, “que concreta esfuerzos públicos, privados, sociales y de recursos, normas, políticas, programas, proyectos y estrategias, para brindar respuestas integrales, oportunas y respetuosas a las personas que buscan a sus seres queridos desaparecidos y así contribuir a aliviarles su sufrimiento, a mejorar su atención y avanzar en la prevención y no repetición de la desaparición”.

Finalmente, Forero envió un mensaje a las víctimas de este delito durante la conmemoración de esta semana: “esta conmemoración es el resultado de la persistencia e incidencia de las organizaciones de la sociedad civil para combatir el silencio y el negacionismo frente a las atroces violaciones de derechos que se configuran en la desaparición de personas en el contexto de las detenciones ilegales”, comentó la directora, añadiendo que la Unidad realizará diferentes eventos de sensibilización y pedagogía para fortalecer la búsqueda.
María Isabel Ortiz Fonnegra
Redacción Justicia
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