Sobre la situación de Julián Assange – Columna de Lía Isabel Alvear

Sobre la situación de Julián Assange – Columna de Lía Isabel Alvear

Foto: Amnistía Internacional 

La fotografía es el arte de fijar instantes pintados con la luz. La historia, infinita sucesión de instantes ha sido pintada, léase escrita, por quienes han llegado a detentar el poder, en el cual, sin duda, han anidado intereses. Así, para salvaguardar estos últimos la historia se nos presenta como a media luz, es decir, silenciando opresiones y crueldades, teniendo para ello por arma el miedo.

Si al miedo lo vence la convicción, al sistema le resulta fundamental evitar personas convencidas; en consecuencia parece natural fomentar la credulidad y la democracia, puesto como telón en una escena, ha logrado propiciar esa sensación de libertad y participación. Sin embargo, tras bambalinas ha venido evolucionando la más feroz plutocracia que al día de hoy ha cooptado la mayoría de los Estados.

La tecnología informática, que también ha evolucionado, por ende mejora la cantidad de luz para ver la historia, de tal suerte que al instante puede observarse una acción o dicha acción queda grabada para repetirla y analizarla; así se ha ido desnudado la ilusión de la democracia y se ha visto las garras de la crueldad con las que día a día se afianza la plutocracia. El hecho de que, grosso modo pueda decirse que para hacer una persona rica se ha llevado al infortunio un millón de personas es un esperpento… ofende la conciencia de la humanidad.

Por lo antedicho, en cualquier lugar del mundo en donde intereses de grupúsculos estén causando oprobios a una comunidad o a un ser humano, es obligación de quien conozca tal situación darla a conocer. Ese telón de democracia que la plutocracia con sus Estados peleles nos han dado por realidad, inyectando dogmas como el secreto de Estado, la traición a la patria, el espionaje, los efectos colaterales… se hace añicos y ante su infortunio así, con mayor desesperación y de forma impúdica, se conceden a sí mismos autoridad para mantener el orden cueste lo que cueste… no hay fronteras ni físicas, ni políticas, ni argumentativas que se respeten. Este momento histórico suma ya muchas, muchas víctimas de la arremetida de la plutocracia y hoy particularmente se ha estructurado un andamiaje para aterrorizar a quien ose expresarse empáticamente ante los atropellos a la humanidad e inclusive al planeta.

Inmolar a Julian Assange parece ser la cereza del pastel pues dada la visibilidad de su acción, se le castiga de manera ejemplarizante por el delito de mostrar el modus operandi de Estados Unidos para sojuzgar pueblos en nombre de consolidar la democracia en el mundo ¡tamaña hipocresía!… Aunar voces para proteger el derecho a la información veraz es hoy una obligación para abrirle la puerta a la justicia. Apoyar a Julian Assange, pedir su libertad, es un acto de humanidad para la humanidad.

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